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El 30 de diciembre, pasados los siete meses de embarazo, comenzó a intuirse entre los miembros del equipo médico de Cabueñes que el proceso se aceleraba. La jornada de trabajo del día 31 de diciembre de 1999 arrancó con muchos nervios en los servicios del hospital centrados en salvar la vida del «bebé milagro».

Los especialistas detectaron indicios de una posible infección en el líquido amniótico, pero no eran concluyentes. Existía la sospecha, pero no se había confirmado, de que el bebé estuviera infectado. Los médicos trabajaban sobre la base de que cuanto menos prematuro fuera el alumbramiento más posibilidades tendría el bebé de sobrevivir.

Tras un intenso debate, ese mismo día se provocó el nacimiento por cesárea. El resultado fue Luis Manuel, un bebé de 29 semanas de gestación, 34 centímetros y apenas 1.290 gramos de peso. A Luis Manuel se le detectó un fallo cardíaco, además de una anemia grave y una infección generalizada de la sangre, de origen materno. Sin embargo, los médicos de Cabueñes ya observaron con satisfacción a las 12 y a las 24 horas del alumbramiento que el recién nacido respondía bien a los cuidados.

Varias semanas después, el bebé desarrolló una infección intestinal de la que también salió airoso. El 15 de febrero, una vez superada la infección, regresa al Hospital de Cabueñes. El 10 de marzo el pequeño, que ya pesaba 2.490 gramos, fue dado de alta: han decidido llamarlo Luis Manuel y vivirá en Piedras Blancas con su tía materna, Coral. A día de hoy, Luis Manuel que el pasado jueves cumplió diez años, continúa residiendo en esta localidad con su tía, que hace las veces de madre, aunque el pequeño todavía desconoce las vicisitudes de su milagroso nacimiento.