Profesor de Sociología en la Universidad Complutense

M. CASTRO

Fernando Álvarez-Uría Rico nació en Pola de Siero hace 63 años, aunque desde hace décadas está afincado en Madrid, donde ejerce como profesor de Sociología en la Universidad Complutense. Ofreció ayer una conferencia en Gijón, dentro de la XIV Semana del Aula Popular José Luis García Rúa. El título de la charla era «Delitos de cuello blanco», inspirada en un estudio que el sociólogo Edwin Sutherland efectuó entre 1937 y 1949 en EE UU.

-Un análisis que viene de lejos.

-Fue un estudio que entonces financió la Universidad de Chicago, en el que junto a Sutherland participó un ladrón profesional. Sutherland se dio cuenta de que los ladrones profesionales casi nunca van a la cárcel. Se trata de los carteristas, los falsificadores de cheques, los ladrones de joyas o los timadores. Forman parte de bandas, visten bien y no actúan nunca con violencia. Pertenecen a las clases medias. A partir de ahí, Sutherland se plantea qué pasa con las clases altas y se da cuenta de que aunque comenten delitos, apenas están representados en la cárcel. Se plantea sobre todo lo referente a los delitos económicos, de las empresas; los delitos de cuello blanco.

-¿Corrupción?

-No exclusivamente.

-¿Y están muy extendidos?

-Sutherland analizó las 70 mayores firmas estadounidenses y concluyó que tienen una media de 14 infracciones probadas por empresa, desde fijación de precios hasta copia de patentes, entre otros. Muchas de esas infracciones no están penalizadas y en las empresas se diluyen las responsabilidades, por lo que observa que casi nunca van a la cárcel los delincuentes de cuello blanco, que también cuentan con el respaldo de abogados y asesores.

-¿Tiene vigencia?

-Creo que tiene muchísima. A la cárcel van los delincuentes comunes, no los de cuello blanco.

-¿Por qué?

-En España porque no hay una infraestructura potente para perseguir esos delitos. Por ejemplo, por cada euro recuperado por Hacienda de defraudadores, hay dos euros que se pierden. Quienes más contribuyen a Hacienda son los asalariados, no los ricos, y eso es un escándalo. Yo creo que esto se debe a una cierta dejadez del Estado, que no tiene suficientes inspectores de Hacienda y muchos de los que tiene están en excedencia. Además, los delitos de cuello blanco han proliferado desde los años 80 del siglo pasado, debido a la crisis del estado social. Las políticas neoliberales han llevado al capitalismo salvaje y especulativo, en EE UU y en Europa.

-¿Cree que el Estado está en condiciones de combatir los delitos de cuello blanco cuando los principales partidos están empufados con los bancos, que les condonan las deudas, y también buscan la financiación de empresas?

-Aunque la corrupción política es la que más se ve y la que más sale en la prensa, en el fondo, los niveles de corrupción tampoco son los peores, si se compara con los poderes económicos. Una muestra son los ataques recientes a la deuda pública española y griega, con movimientos de especuladores que juegan a que un país se hunda para lucrarse.

-¿Qué hacer?

-Actuar. A mí me parece un escándalo lo que ha pasado en este país con la burbuja del cemento, que era algo que todo el mundo sabía. Pero ni los colegios de Arquitectos ni colectivos ciudadanos se movilizaron. Estamos en una democracia puramente representativa, en la que delegamos el poder en otros. Creo que deberíamos pasar a una democracia mucho más activa y participativa, donde profesionales, asociaciones de vecinos y otros colectivos defiendan los intereses públicos.

-¿Ve diferencias por países?

-Los países católicos del sur de Europa son más permisivos con las trampas. El «listo» está bien visto socialmente.

-¿Ve relación entre los delitos de cuello blanco y la crisis?

-Muchísima. Con la globalización los estados han perdido el control de los mercados de capitales. La idea era que después de la II Guerra Mundial ese control lo ejerciesen determinados organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial. Pero esos organismos han apostado por políticas neoliberales y movimientos especulativos. A mí me llama la atención que Rodrigo Rato dejara el Fondo Monetario y fichara a continuación como asesor de varios bancos, uno con sede en un paraíso fiscal como son las Islas Caimán. O que Manuel Pizarro comprara acciones de Endesa dos días antes de la opa y la Comisión Nacional del Mercado de Valores no actuara.

-¿Qué le parece alargar la edad de jubilación?

-Se puede evitar persiguiendo el delito fiscal y haciendo que contribuyan más quienes más tienen.

-¿Qué modelo económico defiende usted?

-El de Keynes. El capitalismo salvaje convierte a las personas y a la naturaleza en mercancías.

«A la cárcel van los delincuentes comunes, no los de cuello blanco»