Eloy MÉNDEZ

La contaminación por mercurio de las fuentes de La Piquera y El Muselín en Jove ya tiene sus consecuencias sanitarias. Varios vecinos de la parroquia se han sometido en las últimas semanas a análisis médicos para comprobar si el consumo del agua de estos manantiales, de los que han bebido desde hace décadas, puede acarrear problemas para la salud después de que se descubrieran unos índices del metal pesado casi siete puntos por encima de lo permitido legalmente. Además, un grupo de afectados exigirá a la Empresa Municipal de Aguas (EMA) que inicie «en el plazo de quince días» una investigación sobre las causas de las filtraciones en La Piquera, de cuyos caños emana barro desde hace una semana.

«Varios consumidores se han sometido a análisis para comprobar si haber bebido de esas fuentes puede acarrear consecuencias y están a la espera de los resultados», asegura José Luis Díaz, vecino de Jove, que recientemente acudió a una reunión informativa con la concejala de Medio Ambiente, Dulce Gallego, en la sede de la Federación de Asociaciones de Vecinos. «Le dijimos que estábamos interesados en hacernos estos análisis, pero respondió que eso no depende de ella», dice este afectado, que es uno de los promotores de la recogida de firmas iniciada hace más de un mes en Jove para impulsar una investigación municipal que aclare los motivos de la contaminación de ambos acuíferos. En este sentido, Díaz exige que la EMA «nos dé una respuesta cuanto antes» sobre la filtración de mercurio al origen de los manantiales.

Los responsables municipales prohibieron el consumo de agua en La Piquera y El Muselín a mediados del pasado mes de noviembre, después de que un estudio aleatorio de la Autoridad Portuaria de Gijón detectara altos índices de mercurio y pH. A cambio la EMA colocó junto a los antiguos caños sendos grifos que conectan con la traída general de aguas y de los que sí se puede beber, una medida que no contentó a los vecinos, empeñados desde el primer momento en conocer la salubridad de las fuentes, de las que se abastecían ciudadanos no sólo de la zona, sino también de otros barrios de la ciudad.

El caso llegó posteriormente al Pleno municipal a petición del Partido Popular, que exigió responsabilidades políticas por la gestión de la concejalía de Medio Ambiente. Su máxima responsable, Dulce Gallego, dijo entonces que la EMA no está obligada a controlar el agua de los surtidores en la zona rural, aunque se comprometió a realizar informes periódicos para mayor tranquilidad de los vecinos. Además, pidió a los consumidores el cumplimiento de las medidas tomadas.

Hace una semana varios residentes en la zona denunciaron que La Piquera expulsa ahora barro, algo que atribuyeron a la filtración de la tierra depositada hace cinco años sobre el nacimiento del acuífero por parte de una empresa encargada de transportar residuos. «Todo esto es lo que debe investigar la EMA», señala Manuel García, otro de los afectados, que asegura que «no pararemos hasta que se nos explique todo como es debido». Por eso lo primero que harán en unos días será entregar a los tres grupos políticos con representación en el Ayuntamiento «las más de doscientas firmas que hemos recogido para indagar en el asunto». Un documento que también harán llegar a la Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio e Infraestructuras del Principado de Asturias.