Á. CABRANES

«Todo comenzó como una afición y ahora estamos a un paso de tener una webcam en cada concejo de Asturias». José Francisco Cima relata de esta forma la aventura que inició junto a su hijo Víctor hace seis años. Ambos han tenido siempre inquietudes por el mundo de la informática y en sus ratos libres buscaban cómo subir Asturias al escaparate mundial de internet. Tras crear un portal de noticias sobre el Oriente (buscolu.com), en el año 2004 colocaron una webcam en la fachada del restaurante Eutimio, en Lastres, como parte de un acuerdo publicitario. Las imágenes, que mostraban el puerto lastrín, podían verse desde su página y tuvieron tal número de visitas que pronto otros negocios quisieron participar en su novedosa iniciativa.

Ahora los Cima poseen más de 80 webcams por toda Asturias, un número que tienen previsto aumentar en unos meses a través de su propia empresa «Himalia Tecnologías», que ya trabaja en comunidades como Cantabria y Andalucía. Todas ellas pueden verse desde la página web de LA NUEVA ESPAÑA, bajo el nombre de «Webcams de Asturias; ventanas al paraíso».

Contemplar a tiempo real la playa de San Lorenzo o visitar el santuario de Covadonga es posible hacerlo sin moverse de casa y desde cualquier parte del mundo gracias a la familia Cima. José Francisco Cima, encargado de Servicios Múltiples del Ayuntamiento de Colunga, y su hijo Víctor, ingeniero superior informático, han hecho realidad, a través de pequeñas cámaras web, el sueño de volver a ver la «tierrina» a muchos de los que residen fuera del Principado. «Fue Víctor el que me propuso todo esto. Él ha sido el que ha invertido casi todos sus ahorros», afirma José Francisco Cima mientras su hijo mayor afirma: «Es una gran inversión de futuro. Unos meten el dinero en el banco y yo decidí hacer realidad una idea».

La primera incursión de ambos en el mundo de la informática fue la creación del portal «buscolu.com». Una página que les ha llevado a recibir el primer premio de Servicios de Información del Principado de Asturias y el «Urogallo» especial que otorga todos los años el Centro Asturiano de Madrid.

Los Cima quisieron ir más allá y en esa misma web pusieron en marcha otra de sus innovadoras ideas. Ambos recuerdan con una sonrisa cómo la primera de las cámaras instaladas les animó a dar forma a lo que en principio no pasaba de «una mera diversión después de salir del trabajo». «A los pocos días nos llamó el dueño del restaurante Eutimio. Había recibido llamadas hasta de Suiza agradeciéndole que pudieran volver a ver Lastres», explican. Otros negocios hosteleros requirieron sus servicios y las «ventanas al paraíso» fueron aumentando en número.

«Fue un auténtico boom. Pronto se interesaron fundaciones de turismo de varios concejos y también instalamos algunas cámaras por nuestra cuenta. Tuvimos que convencer a los dueños de algunos de los edificios situados en rincones emblemáticos de la región para poder hacerlo. Pero mereció la pena», destaca el mayor de los Cima. A través de ayudas del Gobierno del Principado y con sus ahorros se fueron financiando. «De momento no hemos ganado ni un duro», advierte Víctor Cima y recuerda que «las primeras webcams nos llegaron a costar 1.700 euros».

La recompensa de su esfuerzo la obtienen a través de su página web, en la que «hemos registrado hasta 240.000 visitas en cuatro días. Además, hemos sido incluidos como una de las 10 mejores páginas del mundo dedicadas a las webcams por la firma estadounidense "Gearcam", especialista en este tipo de actividad», subraya orgulloso el hijo.

Ellos mismos se encargan del mantenimiento y programación de cada una de las 80 webcams que registran en internet el panorama regional. El gran volumen de trabajo les ha llevado a que hace unos meses decidieran crear su propia empresa, de la que también forma parte María Elena Granda, esposa de José Francisco, y su hija, Covadonga. Todos afrontan con optimismo un éxito con el que han superado fronteras. Ya han instalado dos cámaras en los municipios cántabros de San Vicente de la Barquera y Muñorrodero, y han recibido otra oferta para hacerse cargo de la instalación de cámaras a lo largo de la costa de Huelva.

«Es una bola que empezó poco a poco y nos está desbordando», reconoce José Francisco Cima antes de que su hijo le interrumpa para afirmar que «es una idea de negocio que podría dar mucho empleo, pero que está limitada por la falta de recursos. Queremos convertirnos en la mayor red de España y Europa». Y en ello están, sin perder las ganas ni la iniciativa.