C. JIMÉNEZ

La última jornada del encuentro regional de residentes de medicina familiar y comunitaria se presentaba como una despedida en todos los niveles. Principalmente por el cambio de estatus profesional para los que acaban de finalizar su residencia pero también porque la sesión estuvo plagada de consejos de los tutores para los jóvenes que integran la última promoción de medicina familiar y comunitaria.

María Luisa Sánchez, directora de Servicios Sanitarios del Sespa, habló también de algunas cuestiones de actualidad y ante el problema de baremos y titulaciones que ha llevado a los médicos a los tribunales declaró que «el futuro no entiende de títulos sino de calidad asistencial» e instó a los nuevos titulados a hacer suya la máxima de que «el paciente siempre tiene razón mientras no se demuestre lo contrario». La oportunidad laboral le llegará a la última promoción de MIR en un contexto económico difícil «pero la crisis no puede afectar al sistema sanitario».

Con este cierre la Sociedad Asturiana de Medicina Familiar y Comunitaria procedió a entregar de premios a las mejores comunicaciones de este encuentro. El máximo reconocimiento fue para el trabajo «¡Otro niño no! Avisen a un pediatra. La demanda pediátrica en atención continuada», aplicado a los centros de Arriondas y Posada de Llanes. El segundo premio fue para el trabajo «Bifosfonatos y riesgo de fractura», realizado por las residentes Amalia Arango, Belén Lorente, y Marta Rodríguez en el centro de salud de La Calzada. El objetivo era evaluar el tratamiento de mujeres de más de 40 años con diagnóstico de artritis reumatoide, osteoporosis o fractura previa. El tercero recayó en el trabajo «Qué información dimos de la vacuna del virus del papiloma humano», con datos de Sotrondio, Riaño, Pola de Laviana y Sama.

Un estudio sobre prevalencia de factores de riesgo cardiovascular en la población de Colloto entre 50 y 55 años recibió el premio a la mejor aplicación práctica.