F. G.

«Con fecha 16 de abril, José Miguel Bernardo Rodríguez presenció un depósito de documentos sospechoso en un contenedor de escombros, en la acera junto a la sede del Partido Popular de Gijón, sito en el portal número 3 de la plaza del Instituto. A pesar de la lluvia, se acercó y recogió una carpeta que contenía diversa documentación». El propietario de esos polémicos papeles hallados a la intemperie en un archivador era Francisco Álvarez-Cascos Fernández, ex vicepresidente del Gobierno con Aznar al que sus correligionarios asturianos postulan ahora como cabeza de cartel del PP a las próximas elecciones autonómicas. Y el archivador, la espoleta del último enfrentamiento de Cascos contra quienes le derrotaron en el congreso local del partido.

El entrecomillado inicial corresponde a la denuncia presentada por el ex ministro ante la Agencia Española de Protección de Datos contra la dirección popular en Gijón, que acaba de ser archivada y que pone de manifiesto «graves contradicciones y da pie a considerar que todo fue un montaje», según fuentes del PP gijonés, a cuyos dirigentes Cascos llegó a tildar, por escrito y a cuenta de la pérdida de los polémicos papeles, de «grupito sectario sin escrúpulos y fuera del sistema».

La resolución dictada por la Agencia Española de Protección de Datos, que firma el secretario general de esta entidad, Ignacio García Belenguer, y que tiene fecha del 27 de abril, se hace eco de siete correos electrónicos que la persona que halló los papeles, José Miguel Bernardo Rodríguez, por entonces cargo relevante de Izquierda Republicana, protocolizó mediante diligencia notarial el 27 de octubre del pasado año. En esos correos se detectan contradicciones tanto en la fecha en la que supuestamente fueron hallados los papeles de Cascos, como en el lugar y en la forma. En el correo remitido por Bernardo Rodríguez a Cascos el 17 de abril de 2009, el primero explica al segundo que «hace aproximadamente mes y medio, no te puedo concretar fecha, me encontraba esperando el autobús en la parada que hay justo delante del portal de la plaza del Instituto número 3. Eran aproximadamente las 16 horas y llovía abundantemente. Deduje que debería estar reformándose algún inmueble de dicho edificio, ya que obreros bajaban a la calle muebles viejos desarmados así como restos de escombros para ser vaciados a un contenedor de obra. Entre estos restos pude ver un archivador muy mojado y a todas luces antiguo. Desde el lugar donde me encontraba pude leer en el lomo del archivador una pegatina casi desprendida que traía escrito "correspondencia particular de Álvarez-Cascos". Mi reacción fue automáticamente la de rescatar aquella documentación».

En un posterior correo fechado el 23 de noviembre de 2009, el ex dirigente de Izquierda Republicana reconoce que la documentación «no la recogí de un contenedor, sino de entre escombros situados encima de la acera», mientras que en otro de octubre de ese año señala que el hallazgo de los papeles no ocurrió el 16 de abril, como refiere la denuncia, sino que se produjo un mes antes: «El 18 de marzo por la noche es la fecha que recuerdo haber dicho a una persona de confianza el hallazgo, por lo que tiene que ser entre esa fecha y unos días antes».

El 3 de febrero de 2010 , inspectores de Protección de Datos visitaron la sede del PP de Gijón, donde responsables locales del partido confirmaron que desde 2003, fecha de su toma de posesión, «no se ha realizado obra alguna en la sede. Obras que no son permitidas por el propietario ni por el Ayuntamiento por tener el edificio el carácter máximo de protección». De hecho, la inspección comprueba que el piso que sirve de sede al PP gijonés «está sin reformar, es antiguo; el baño y la cocina son antiquísimas con suelos de mosaico, los suelos son de madera y están bastante desgastado; incluso un baño se utiliza como despacho, estando la bañera cubierta de madera». Luego los escombros no podían provenir de ese edificio.

Protección de Datos considera que en la carpeta hallada en la calle con la leyenda «correspondencia particular de Cascos», objeto de la última escaramuza entre el ex ministro de Aznar y la dirección de los populares gijoneses, «no aparece ninguna otra marca que haga pensar que dicha información ha estado incluida en un archivo organizado ni que, en su caso, éste fuese responsabilidad del Partido Popular». Y zanja la polémica resolviendo que «no se han encontrado elementos probatorios que permitan establecer que el PP de Gijón incumpliera las medidas de seguridad depositando en la vía pública un archivador con documentación personal del denunciante».

El PP gijonés, que hoy se pronunciará públicamente sobre el archivo de las dos denuncias de Cascos archivadas tanto por el Comité de Derechos y Garantías del partido como por la Agencia de Protección de Datos, negó durante el proceso que se arrojara a la basura «documentación alguna» y apeló en todo momento a la «animadversión» del ex ministro hacia quienes derrotaron a la corriente casquista en el congreso local del partido celebrado en 2003. «Y que nos ha injuriado gravemente», apuntan.