A. R.

La polémica no cesa tras la asamblea celebrada el sábado, en el Antiguo Instituto, donde salió elegida la nueva directiva del Conseyu de la Mocedá de Xixón para los próximos años. Una directiva que encabeza Carlos Fernández (en representación de Juventudes Socialistas) y en la que le acompaña Rosa Libertad (Mocedá de IU); Aida González (Amigos del Pueblo Saharaui); Jaime Suárez (Estudiantes Progresistas) y Laura Cabrera, por ASDE (Federación de Asociaciones de Boy Scouts de España). En el camino se quedó la candidatura enfrentada, que lideraba «Abierto Hasta el Amanecer». Aunque 38 votos (por 40 obtenidos por el grupo socialista-izquierda unida) respaldaron la alternativa de «Abierto», se consideró que ésta no entraba en la legalidad ya que una de las cinco asociaciones que obligatoriamente deben conformar la candidatura se descolgó en el último momento (Cruz Roja Juventud).

Ayer los portavoces de «Abierto» mostraron su lamento «por lo sucedido hasta hoy. Es increíble cómo un espacio de debate y construcción, teóricamente independiente como debiera ser el Conseyu, se convierte en un pequeño parlamento alejado de las necesidades que vivimos las asociaciones». Pero, además de esas reflexiones, los responsables de Abierto (su candidatura la encabezaba Héctor Colunga) se despachan advirtiendo sobre algunas de las irregularidades que enturbiaron su intento de ser una candidatura viable. Explican que «en todo momento el acceso a la información del registro o censo de la Federación de asociaciones juveniles se convertía en misión imposible» y que, para su sorpresa, se acreditó a la asamblea a asociaciones «que nos habían mostrado su intención de no participar o con las que resultaba casi imposible contactar». Algunas de esas entidades, tras saber la situación, «ordenaron su anulación de esa falsa acreditación». También aseguran que «hubo presiones de distinto tipo, y en todo momento se intentó situarnos en un tablero partidista en el que no queríamos jugar».

Para esta entidad juvenil, se debería recordar que el Conseyu «es una entidad privada, no municipal», que está metida en una inercia negativa «por culpa de todas las asociaciones que formamos parte de ella; nuestro inmovilismo ha provocado que un espacio que debe favorecer el asociacionismo y la participación sea escenario de disputas partidistas».