Se define el teatro como lo que ocurre entre el actor y el espectador. Lo demás es suplemento, tal vez necesario, pero suplemento.

La obra «La función por hacer» representada en el teatro Jovellanos refleja fielmente esa definición de teatro. La vinculación entre actor y espectador cobra una fuerza inusual, profunda e intensa.

Refiramos antes lo que ha supuesto para la escena la aportación singular del dramaturgo siciliano Luigi Pirandello. Su originalidad consiste en que rompe la ilusión escénica y enfrenta aptitudes o comportamientos teatrales. Su profunda formación filosófica, recibida en Alemania, la traslada a la escena y ésta aparece como marco idóneo para una reflexión vital sobre los grandes interrogantes del hombre y la vida. Este dramaturgo-pensador nos advierte que «el hombre vive y no se ve», por ello su teatro pretende ser como un gran espejo en el que el hombre se muestre como en un escaparate.

En su famosa obra «Seis personajes en busca de un autor», utiliza el original artificio de que asistiendo el público presente en la sala al ensayo de una obra irrumpen en la escena seis intrusos, que pretenden exponer ante el director y los actores su verdadera historia, sus propias vidas, como así decir, teatro dentro del teatro.

La compañía «Kamikaze Producciones» hace una recreación de la obra de Pirandello sencillamente magistral, prescindiendo del excesivo número de actores que requería el texto original y lo deja reducido a dos iniciales: actor y actriz que están representando una obra en el momento en que irrumpen en la escena cuatro personajes, y reitero esta expresión que el autor italiano pretendió, y así se refleja en el texto actual, que «el personaje» es un ser humano auténtico que se afana por presentarnos su vida real.

El texto adaptado por Miguel del Arco y Aitor Tejada simplifica el original y le da una ambientación adecuada a nuestra época, incluso en el vestuario y en el propio léxico. No olvidemos que «Seis personajes en busca de autor» se estrenó, y por cierto con escaso éxito, en 1921.

El juego en escena es una profunda interrelación entre el limitado número de espectadores, por propia exigencia de la obra, y los actores, todos ellos con un nivel de excelente profesionalidad. La adaptación representada ha sabido calar en el pensamiento pirandelliano: cómo es realmente el hombre, el hombre en sí mismo en su propia introspección, o a través de un espejo, o bien como lo vemos el resto de los seres.

El grupo de teatro «Kamikaze Producciones» ha buscado audazmente el estilo de actuar que los distingue de los demás y creo que lo ha logrado. Ello supone una valiosa aportación a ese noble arte de la escena que siempre precisa de nuevas perspectivas.