L. P.

Fermina Feito estuvo pocos días antes de su fallecimiento con uno de sus hermanos, y en un momento en que su pareja no la podía oír, le indicó que «el dinero, la llave y las escrituras del piso se encontraban en una habitación cerrada, y que ahí los teníamos», declaró ayer el hombre en el juicio.

Una herencia que trae cola y que, por el momento, aún está por ejecutar. La Iglesia católica reclama para sí los 100.000 euros en metálico que tenía escondidos la mujer en bolsas de basura y que encontraron posteriormente los policías, así como la propiedad del piso, ya que en el último de los testamentos que firmó la mujer legaba todos sus bienes a la Iglesia. No obstante, los representantes legales del Arzobispado no se presentaron ayer a la primera sesión del juicio, pese a estar personados en la causa.

Una de las vecinas de la fallecida también lucha por conseguir este dinero, ya que Fermina Feito la habría nombrado heredera única poco antes de cambiar de idea y firmar un nuevo testamento en favor de la Iglesia.

En la sesión del juicio celebrado ayer todos los testigos aseguraron desconocer la cantidad de dinero que tenía la mujer. Sus hermanos indicaron que Fermina Feito «no tenía problemas económicos», porque tenía una pensión de más de 700 euros y nunca les había pedido ayuda. En cambio, una de las vecinas aseguró que Fermina se quejaba de que el acusado no le daba apenas dinero para todo el mes. Tras el fallecimiento de la mujer, las investigaciones policiales revelaron la existencia de varios fajos de billetes en bolsas de basura en el interior del domicilio.

Los tres hermanos reclaman del acusado una indemnización de 60.000 euros para cada uno.