C. J.

El grupo de investigadores de la Universidad de Oviedo que está trabajando en el «proyecto Surtidor» está formado por siete profesores del área de Tecnología Electrónica y se denomina «Sistemas de medida, almacenamiento de energía y aplicaciones industriales (SIME)». En este grupo se integra la línea de investigación sobre baterías y sus aplicaciones que coordina la profesora Manuela González Vega y del que forman parte, entre otros, Paula Bango Melcón y Héctor Corte, contratados para este proyecto, David Anseán González, becario FPI de un proyecto del Ministerio de Ciencia e Innovación, José Luis Antuña Albuerne, contratado para un proyecto con empresa, y Juan Carlos Viera Pérez, profesor de la Universidad de Oviedo e investigador del «proyecto Surtidor».

El consorcio de entidades públicas y privadas creado para llevar adelante esta investigación pretende dar respuesta así a la demanda generada por los ochenta millones de vehículos eléctricos que se prevé que estén circulando, a nivel mundial, en 2020, para lo que se estima que serán necesarias unas 200.000 unidades de carga rápida.

La iniciativa liderada por la empresa GH Electrotermia permitirá desarrollar un sistema de carga en el tiempo que se toma un café, de ahí que se haya bautizado como «Coffee and Charge». Estas «electrolineras» han sido desarrolladas por investigadores de la firma valenciana que encabeza esta asociación de organismos públicos y privados con el soporte de la Universidad de Valencia, de la Universidad Politécnica de Valencia y de la empresa Herga.

La profesora Manuela González Vega aclara que la labor del laboratorio de baterías de la Universidad de Oviedo, con sede en el campus gijonés, se centra en el desarrollo del sistema de baterías que dará servicio a las futuras «electrolineras». Su puesta en marcha requiere de la incorporación de avances tecnológicos que otorguen rendimientos elevados al convertidor bidireccional.

El puesto de recarga a comercializar en un futuro, de 50 kilovatios, trabaja en corriente continua de acuerdo a un protocolo de conexión japonés e incluye un sistema de cobro remoto mediante identificación de usuario, así como información vía teléfono móvil del proceso de recarga.

Es, asimismo, fundamental en la segunda parte del proyecto el estudio de las normativas aplicables a desarrollar desde la visión del suministrador de energía, así como la validación de todo el sistema de recarga e implicaciones futuras para los vehículos, puesto que las mangueras y los conectores para los automóviles no siguen los mismos estándares en este momento. De estas tareas se encargará la empresa Automovilidad del grupo Atisae.