Hoy 1.º de Mayo, Día Internacional del Trabajo, en nuestra parroquia nos sentimos especialmente sensibilizados ante la terrible situación que viven tantas familias de aquí y de todo el mundo, recojo palabras de un papa y de militantes cristianos.

Juan Pablo II

Hoy en Roma beatifican al Papa Wojtyla. Los muchos elogios a este sucesor de Pedro que estos días aparecen en los medios de comunicación se fijan en los aspectos de popularidad, viajes, anécdotas, etcétera, y no encontré referencia alguna a su denuncia valiente en Canadá, cuando dijo que la culpable de la miseria de América del Sur era la América del Norte o cuando en La Habana condenó radicalmente el capitalismo liberal. Hace ocho años denunciaba y condenaba la guerra de Irak, mientras los obispos españoles guardaban silencio por respeto a Aznar, «el de la foto de Las Azores». En su encíclica «Laborem exercens» decía el Papa que hoy beatifican: «La Iglesia está vivamente comprometida con los trabajadores, porque lo considera como su misión, su servicio, como verificación de su fidelidad a Cristo, para poder ser verdaderamente la "Iglesia de los pobres". Y los "pobres" se encuentran bajo diversas formas; aparecen en diversos lugares y momentos; aparecen en muchos casos como resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano: bien sea porque se limitan las posibilidades del trabajo -es decir, por la plaga del desempleo-, bien porque se deprecian el trabajo y los derechos que fluyen del mismo, especialmente el derecho al justo salario, a la seguridad de la persona del trabajador y de su familia».

Militantes cristianos

Los movimientos especializados de Acción Católica para la evangelización del Mundo Obrero: JOC (Juventud Obrera Cristiana), MTC (Mujeres Trabajadoras Cristianas) y HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica), en esta celebración del Día Internacional del Trabajo han publicado un manifiesto en que analizan con claridad la crisis y sus causas y causantes. Recojo un par de párrafos del documento: «Queremos estar cercanos a las alegrías y las angustias de los trabajadores y sus familias, especialmente de quienes sufren el paro o soportan unas condiciones de trabajo que imposibilitan una vida digna. En este año queremos seguir llamando la atención sobre la crisis económica del sistema financiero que estamos padeciendo. Una crisis que también es moral, ética. Un escenario altamente corrosivo para el digno desarrollo de la vida de más de cuatro millones de personas en nuestro país que no tienen trabajo. En el 4.º trimestre de 2010 teníamos más de 1.300.000 hogares con todos sus componentes en paro. Mientras tanto, entre enero de 2008 y junio de 2010, los bancos dejaron sin vivienda a más de 200.000 familias».

«Celebremos el 1.º de mayo de 2011 y hagámoslo denunciando a los culpables de la crisis y de la pérdida de trabajo; a los que echan cargas pesadas sobre los más pobres; a los que hacen que muchas personas vivan con angustia, sin seguridad? Pero también anunciando que hay esperanza si somos capaces de organizar y orientar el trabajo productivo para que colabore en la humanización de las personas, ya que el trabajo, por su tenencia o su ausencia, sigue siendo la clave de la cuestión social».

Fui consiliario de la JOC, allá por los años sesenta, y añoro aquellos grupos en los que tanto aprendí y recibí, desde aquí mi afecto y gratitud a los de entonces y a los que ahora siguen manteniendo su compromiso cristiano junto a los trabajadores y los pobres.