La iglesia mayor de San Pedro Apóstol de Gijón, templo del patrono de la ciudad, fue edificada de nuevo a partir de 1945 con cargo a los presupuestos e iniciativas de la Dirección General de Regiones Devastadas, un organismo creado por el franquismo para, entre otras actividades, levantar inmuebles de interés artístico e histórico que fueron arruinados durante la guerra civil que enfrentó a los españoles entre 1936 y 1939. «La reconstrucción se hizo bien si tenemos en cuenta el contexto», asegura la historiadora Miriam Andrés Eguiburu (1982) , que ha ccompletado un conciezudo trabajo de investigación sobre esas obras en el templo del Campo Valdés. «Se hizo como mejor se pudo si tenemos en cuenta los medios de la época», añade.

La gijonesa Miriam Andrés, profesora de la Universidad de Oviedo y vecina de Cimavilla, ha sido invitado por el Club de Prensa de LA NUEVA ESPAÑA para explicar hoy cómo se enfrentó una reconstrucción que fue muy seguida en la ciudad y que, como todas las intervenciones de este tipo, no estuvo exenta de alguna polémica. El acto está fijado para las ocho de la tarde en el salón del centro San Eutiquio. Luis Antuña Maese, secretario de la Asociación de Amigos de la Iglesia Mayor de San Pedro, será el encargado de presentar a la profesora.

El 24 de agosto fueron incendiadas por simpatizantes republicanos las iglesias gijonesas de San Pedro, San José y San Lorenzo, además de otras de la zona rural, explica Miriam Andrés. San Lorenzo fue la menos afectada de las tres por estos sucesos vandálicos, así que su reconstrucción se completó antes que la del templo parroquial del patrono. La de San José se levantó de nueva fábrica.

Los acontecimientos de la guerra civil acabaron por arruinar los restos que se conservaban del templo del siglo XV de la anterior iglesia de San Pedro, que era de estilo gótico y en la que recibió el bautismo Jovellanos. La Dirección General de Regiones Devastadas aprobó el proyecto de reconstrucción que presentaron los hermanos Francisco y Federico Somolinos. Según Miriam Andrés, optaron por una solución de estilo neorrománico con reminiscencias prerrománicas: «Es así, por ejemplo, en las celosías, la disposición del crucero o los contrafuertes». Un planteamiento historicista que se adoptó asimismo, por ejemplo, en otros edificios religiosos asturianos.

La investigación de la profesora gijonesa señala que el nuevo templo mayor de San Pedro, cuyos trabajos concluyeron a mediados de la década de los años cincuenta del pasado siglo, evoca la imagen que fue destruido en 1936. Así lo indican la esbelta torre presidiendo la bahía de San Lorenzo o el pórtico. Pero los hermanos Somolinos también introdujeron cambios importantes, según las explicaciones de Miriam Andrés: «Hay una modificación del emplazamiento para poder rodear el templo, que antes estaba más próximo al mar».

Los arquitectos aprovechan la reconstrucción para subrayar la importancia del templo, tan querido de los gijoneses. Con estos trabajos por cuenta de de la Dirección Regional de Regiones Devastadas, el franquismo quiso ofrecer otro ejemplo de su apuesta decidida por la recuperación de un pasado más o menos glorioso. De ahí la introducción de una girola o deambulatorio, como en la catedral de Oviedo. Es un añadido nada casual. Miriam Andrés titula su charla precisamente así: «La nueva " catedral" de Gijón: la reconstrucción de la iglesia de San Pedro».

«Esa reconstrucción tiende a la monumentalidad, a hacer un edificio más alto; se trata de mostrar el poder, a través de los estilos históricos, en un momento de gran pobreza en el país», indica la historiadora. Ésta empezó a interesarse por la iglesia de San Pedro tras una conversación en los locales de la Alianza Francesa: «Alguien habló de los cambios en ciertos edificios, y pensé, entonces, que siempre había dado por hecho que esta iglesia siempre había sido así». Le pudo la curiosidad, así que planteó a sus profesores hacer una investigación en profundidad. Lo contará hoy a todos los interesados.