M. CASTRO

Recorte de doscientos empleos en seis meses y reducción al mínimo del rechazo de productos por defectos de fabricación. Ésas son las condiciones que ayer puso el director ejecutivo del área de productos largos para el sur de Europa de Arcelor-Mittal, Victoriano Muñoz Camos, al comité de empresa de la factoría de Veriña, para evitar el cierre de la acería y de los trenes de carril y alambrón, las tres instalaciones de productos largos en la siderurgia asturiana.

Las instalaciones de largos de Gijón son competitivas a pleno rendimiento, pero con la actual escasez de pedidos sus costes fijos lastran el precio al que se saca cada tonelada. De la acería gijonesa pueden salir al año 900.000 toneladas de acero para laminar en los trenes de carril y alambrón, pero en 2011 sólo salieron 535.000 toneladas de las que se comercializaron 485.000 (164.000 de carril y 321.000 de alambrón). Muñoz indicó ayer al comité de empresa que la previsión de la multinacional para los próximos cinco años sería seguir produciendo medio millón de toneladas al año, algo más de la mitad de la capacidad real, debido a que no se espera una mejoría del mercado que incremente la demanda de acero. Todo dependerá, no obstante, de qué instalaciones cierre Arcelor, cuya política es concentrar producciones en las factorías más competitivas.

Responsables de las factorías asturianas de Arcelor-Mittal ya informaron el pasado viernes a los comités de empresa de que la dirección del grupo iba a evaluar en los próximos seis meses la viabilidad de las instalaciones de productos largos en Gijón. La multinacional va a trasladar a Gijón en marzo, desde Sudáfrica, a José Alberto Gutiérrez Marcos, como nuevo director ejecutivo del área de productos largos de Gijón. Su objetivo será reestructurar estas instalaciones para conseguir la rentabilidad que espera la dirección de la multinacional.

El responsable de largos para el sur de Europa se encargó ayer personalmente de desbrozar el camino a quien va a ser su subordinado, en la reunión que mantuvo con el comité de empresa de Veriña. Las cuentas de la multinacional es que sobran 200 empleos directos de los 784 que ahora suman la acería de Gijón y los trenes de carril y alambrón. Arcelor Mittal quiere que las instalaciones gijonesas funcionen con una plantilla similar a los talleres de productos largos de Vergara y Zumárraga (País Vasco), que emplean a 585 trabajadores. Las cuentas no les salen a los sindicatos, que señalan que las instalaciones que producen a partir de hornos altos, como las de Gijón, requieren mayor personal que las que funden chatarra en horno eléctrico como las vascas.

Aunque Arcelor busca la colaboración de los sindicatos para suprimir en seis meses uno de cada cuatro puestos de trabajo del área de productos largos, va a iniciar la reestructuración de manera unilateral el próximo lunes. Ese día suprimirá los seis primeros puestos de trabajo en el tren de alambrón, al no cubrir las bajas de trabajadores que se prejubilan. Aparte de las bajas que no se cubran por prejubilaciones, la mayoría de los 200 empleos que se supriman supondrán el traslado de los afectados a otros talleres de la empresa en Asturias para cubrir puestos que hasta ahora atendía personal de las bolsas de trabajadores eventuales.

Los sindicatos consideran que cualquier reducción de plantilla debe ir acompañada de inversiones para mejorar el proceso productivo y garantizar el futuro de las instalaciones. Victoriano Muñoz informó ayer a los sindicatos de que no se prevén nuevas inversiones, dado que desde 2009 la multinacional ya invirtió 45 millones de euros en la acería y los trenes de carril y alambrón y ahora quiere rentabilizarlos.

Además de la reducción de plantilla, el alto ejecutivo también marcó un segundo objetivo para incrementar la productividad en las instalaciones cuya viabilidad sopesa la multinacional: reducir los elevados índices de rechazo de productos por parte de los clientes por no alcanzar la calidad requerida. El directivo aludió a un rechazo del 20% de la producción en los últimos meses de 2011, que en enero se redujo al 5%. Hay que rebajar más ese índice, apuntó a los sindicatos.

Aunque no lo citó expresamente, los representantes sindicales sabían que esas referencias aludían principalmente al tren de alambrón, donde se produce un elevado índice de rechazos de los productos que fabrica para el sector del automóvil, tanto el alambre para neumáticos como los estampados para tornillería y otras piezas de los vehículos. El pasado viernes la empresa sólo reconoció ante los sindicatos rechazos en el área de estampación, que atribuyó a insuficiente calidad de las coladas de la acería gijonesa. Los sindicatos consideran que la mejora de la calidad de la producción depende de la fiabilidad de las instalaciones, que depende de las inversiones, y del método de producción más que del personal.

El responsable del área de largos para el sur de Europa, que acudió a la reunión acompañado por directivos asturianos, comparó expresamente los 100 euros que cuesta producir una tonelada de acero en una acería polaca con los 184 que cuesta en la de Gijón. La multinacional quiere reducir esa última cifra casi un 27%, hasta los 135 euros por tonelada o 140 a lo sumo, al conceder que no se puede comparar una acería que va a producir medio millón de toneladas, como la gijonesa, con las polacas que producen 3,5 millones y a partir de hornos eléctricos en vez de altos hornos.