Luján PALACIOS

«Cuando te dicen que tu hijo tiene autismo, el diagnóstico es aplastante, como una losa que te cae encima». Lo sabe bien la madre de un pequeño de cuatro años, que empezó a detectar cuando aún era un bebé «que algo raro pasaba: no hablaba, le interesaban cosas raras, no señalaba, no se comunicaba». El niño fue diagnosticado poco tiempo después y desde casi el principio pasó a hacer terapia con los profesionales de La Asociación de Autistas Niños del Silencio Adansi. Hoy en día la mejoría es palpable. Tanto que aspira, como muchos otros, a estudiar de forma normalizada, llegar a la Universidad y conseguir un trabajo.

El próximo lunes se celebra el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, y padres y expertos llaman a la normalización y la difusión para conseguir que los diagnósticos sean cada vez más tempranos y las terapias, más efectivas, porque «el desconocimiento a veces es un gran enemigo», reconocen los padres. La asociación Adansi, creada hace 21 años con el objetivo de ayudar las personas con trastorno del espectro autista, se está volcando en los últimos tiempos con la atención temprana. Desde el año pasado, tienen un concierto con la Consejería de Bienestar Social para que las actividades no sean tan gravosas para las familias, en un momento en el que «cada mes estamos viendo una media de ocho nuevos casos, pero cada vez con grados de afectación menos graves», asegura la directora de Adansi, Mónica Fernández.

En la actualidad la asociación presta apoyo a 250 familias asturianas con algún miembro afectado por este trastorno del desarrollo, sea cual sea el grado de afectación y durante todo el tiempo que lo necesiten. En los locales de la calle Los Andes se imparten talleres de una hora de duración, una vez por semana, destinados a los más pequeños. Además cuentan con un Centro de Apoyo a la Integración y una residencia con 15 plazas. Gracias a los logopedas, pedagogos, psicólogos y trabajadores sociales, los padres aprenden a «manejar una situación muy complicada, porque no sabemos cómo comunicarnos con nuestros hijos», indica otra madre, con un niño de dos años que asiste a terapia cada semana.

A través de fichas de colores, con juegos que les ayudan a estructurar el entorno, los niños y sus padres aprenden las pautas para llevar una vida más o menos normal. «Se consigue», afirma la directora, que muestra orgullosa los resultados: «tenemos un chico que el año que viene empieza Derecho».