Profesor de Economía Laboral en la Universidad Autónoma de Barcelona y coautor de «Actúa»

M. CASTRO

El profesor de Economía Laboral de la Universidad Autónoma de Barcelona Alberto Recio Andreu abrió ayer el XII Seminario de las Personas Mayores, organizado por la Federación de Pensionistas y Jubilados de Asturias de CC OO, con una ponencia titulada «Los problemas del empleo en España: diagnóstico y alternativas». Recio, nacido hace 63 años en Barcelona, es coautor del libro «Actúa», que escribió junto a José Luis Sampedro, Federico Mayor Zaragoza, Baltasar Garzón y Carlos Berzosa, entre otros.

-¿Hasta dónde cree que llegará el paro en España?

-Si no se aumenta el gasto público en la UE, seguirá en caída libre. Es posible que las estadísticas bajen, pero sin que disminuya el paro real. Cuando una persona lleva mucho tiempo en el desempleo se desanima y deja de buscar trabajo. El trabajador desanimado no cuenta como parado en las estadísticas. A esto se suma el problema del subempleo, que es cuando alguien tiene un trabajo que no le da para vivir, lo que va a ser cada vez más frecuente: corremos el riesgo de entrar en una economía de tipo latinoamericano.

-¿Por qué tanto paro?

-Por la estructura productiva y social que tiene España. Nuestra balanza de pagos es deficitaria porque tenemos una enorme dependencia de la importación de recursos naturales y también por cierta desindustrialización que se ha ido produciendo desde los años setenta.

-¿Tenemos poca industria?

-Menos que la media europea. Cuando Zapatero reunió a las 40 grandes empresas españolas, casi ninguna era del sector industrial, salvo las cooperativas Mondragón. En la reunión posterior que organizó Rajoy metió a dos o tres más, como Gamesa y Grifols.

-¿Qué ha llevado a eso?

-El país siempre ha estado controlado por un reducido grupo de empresarios, básicamente de la banca. Esta élite optó por reforzar los servicios financieros, con lo que el aparato industrial acabó cayendo en manos de multinacionales, como pasó con la siderurgia, el sector del automóvil y la industria química.

-¿Ve necesario reducir el sector público?

-Al contrario. Nuestro sector público está subdesarrollado en comparación con otros países de Europa y por debajo de la media europea. Hace falta más empleo público en la sanidad, la educación, la dependencia y políticas de apoyo a la comunidad. Ahora hay una docena de grandes empresas de servicios que viven del sector público español, dando una mala calidad del servicio y malas condiciones laborales. Éste es un capitalismo parasitario.

-¿Cree que España tiene capacidad para generar ingresos con que pagar esos servicios?

-Es cierto que los ingresos han caído en España en parte por el hundimiento del sector de la construcción, pero también que desde el último Gobierno de Felipe González se ha optado por ir rebajando y quitando impuestos. A esto se añade la tolerancia en España con el fraude y la evasión fiscal. En países anglosajones se va a la cárcel por cosas que aquí se toleran. Algún financiero norteamericano ya está entre rejas, cosa que aquí a nadie se le ocurre, porque la tolerancia hacia los delitos económicos es extrema.

-¿Y la situación internacional?

-Nos perjudica bastante que el euro está sobrevalorado respecto al dólar. En Alemania, que fabrica bienes de alta gama, su industria puede aguantar. A los compradores de coches de lujo no les afecta la crisis. En España hacemos productos de segundo nivel y por eso nuestra industria tiene dificultades.

-¿Qué le parecen las medidas del Gobierno?

-Hace lo contrario de lo que debiera, que es cambiar el mix productivo del país, apostando por energías renovables y potenciando el transporte público, en especial, el tren.

-¿Hollande o Merkel?

-Las políticas neoliberales que defiende Alemania son suicidas, pero las que propone Francia no son una alternativa; son las de aumentar las inversiones públicas con grandes infraestructuras. Eso es lo de siempre, más negocio para las constructoras. Lo que se precisa es atajar los problemas estructurales de la economía española. Parte de la deuda que está haciendo tambalearse a Grecia proviene de las inversiones en grandes obras públicas para las Olimpiadas, de las que se beneficiaron Siemens y Hochtief.

-Hace propuestas a largo plazo para reducir el paro en España. ¿Y a corto?

-Conviene no agravar el problema, como ocurriría si se tiene que reducir el déficit público a lo bestia. Lo que plantea Merkel es usar sanguijuelas para curar la crisis y ya sabemos que las sangrías de los médicos del siglo XIX eran las que mataban al paciente.

-¿Y la crisis de la deuda?

-Los máximos beneficiados de la subida de la prima de riesgo son los bancos españoles, que son los primeros tenedores de deuda pública. El Banco Central Europeo les prestó 370.000 millones de euros al 1% y en lugar de inyectar ese dinero en la economía, lo destinaron a comprar deuda pública española, por la que cobran intereses del 7%.

-¿Solución?

-Hacer una fuerte reorganización del sector bancario, reducir la especulación y eliminar paraísos fiscales. No es de recibo que se tolere que Luxemburgo, miembro de la UE, sea un paraíso fiscal.

-Con qué compara esta crisis.

-Con las de los años treinta y setenta. Cada tres o cuatro décadas el capitalismo tiene una crisis sistémica. La de 1929 es la más parecida, y de aquélla se salió después de la II Guerra Mundial y por medio de la contienda, que provocó una intervención pública muy fuerte y el pacto social, porque el capitalismo tenía un modelo rival, lo que ahora no ocurre.

-¿Cree que Grecia será la espoleta que haga saltar por los aires a la Unión Europea?

-En Estados Unidos ha quebrado California, que es como si en Europa quiebra la mitad de Alemania. El diseño federal de Estados Unidos ha permitido que el estado central tape el agujero. Lo de Grecia, que es a Europa lo que Asturias a España, es un grano que se ha convertido en un cáncer, porque no le ayudan. Aquí, si el resto de España no es capaz de ayudar a Asturias, apaga y vámonos.

-¿Qué opina de las protestas mineras?

-Prefiero métodos pacíficos, pero comprendo que la gente se harte.

-¿Ve futuro a la minería?

-Está tocada a largo plazo. Tampoco tiene sentido que se fabriquen tantos coches cuando el futuro pasa por el transporte público, pero a nadie se le ocurriría decir que hay que cerrar Seat mañana y mandar a los trabajadores al paro. Tiene que ser un proceso gradual y con alternativas, porque la gente tiene que seguir comiendo. No soy fan de la minería del carbón, pero si viviera en las Cuencas estaría en las manifestaciones. Otra cosa es que alguien tendría que explicar por qué no han servido los fondos mineros para reactivar las Cuencas.

-¿Cómo ve la situación de Asturias?

-Asturias se parece a Grecia, porque son economías periféricas a las que se les dice «ajústese», pero sin ofrecer alternativas. Por eso la gente tiene derecho a rebelarse. Asturias tiene mucha especialización y le están cayendo todas, con el carbón y la industria pesada, como la siderurgia. Cuanto más diversificada sea una economía, más posibilidades hay de maniobra. Al estar en la periferia sale mal parada, porque uno de los problemas de la globalización es que ha tendido a polarizar los espacios, y los que están mal situados pringan.