R. VALLE

«Virgen de Begoña,

madre del Señor,

extiende tu manto

y cobíjanos»

Decenas de gijoneses unieron ayer sus voces en esta estrofa inicial del himno a la Virgen de Begoña durante la misa solemne organizada en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Begoña con motivo de la celebración del día grande de las fiestas de la ciudad. La bandera de Gijón que a modo de ofrenda se colocó en el altar de la iglesia -al que también llegaron fabes, sidra, manzanas y un ramo de flores- ejemplificó mejor que cualquier otro mensaje el lazo de hermandad que cada 15 de agosto une a Gijón con la comunidad de los Padres Carmelitas en un tributo conjunto a la Virgen de Begoña.

A la celebración religiosa, que contó con la participación de la coral «Costa Verde» y el grupo folclórico «Xiringüelu», asistió una amplia representación de la Corporación gijonesa, encabezada por su alcaldesa, Carmen Moriyón. Junto a ella, los portavoces de los grupos municipales del PSOE, PP y Foro Asturias, Santiago Martínez Argüelles, Pilar Fernández Pardo y Rafael Felgueroso, respectivamente, y ediles de esos tres grupos municipales. Para los munícipes tuvo un guiño de complicidad el párroco de Begoña, Fidel Gil, al pedir públicamente a la Virgen «que les conceda acierto» en la tarea de servir a Gijón. También estuvieron representantes del Ejército y de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Para todas las autoridades, civiles y militares, tuvo Gil palabras de agradecimiento por su fidelidad a la cita.

Fidel Gil compartió altar con una decena de religiosos y protagonismo a la hora de tomar la palabra con Gabriel Castro, prior de la comunidad carmelita de Burgos. Fue Castro quien reivindicó ante los fieles la importancia de hacer fiesta pese a estos momentos de crisis y pesimismo para demostrar «que la Virgen es nuestro triunfo, un triunfo que nos da alegría. Si la vida no acabara en triunfo, ¿quien tendría ganas de fiesta?». Aún más. Castro estableció una comparación entre ese triunfo de la Virgen que se festeja en este día de agosto y el triunfo de los medallistas olímpicos que acaban de llegar de Londres «con algo de oro, plata y bronce». «Nosotros no hemos participado en los Juegos pero nos sentimos halagados por su triunfo y lo hacemos nuestro. Uno de los nuestros ha sido coronado», explicaba Castro con la imagen de la Virgen de Begoña en la cabeza. «Merece la pena luchar porque si perdemos la esperanza perdemos el último horizonte que nos queda», fue uno de sus últimos mensajes.

Y para hacer realidad esa reivindicación de la lucha contra la crisis y a favor de la solidaridad hubo tiempo durante la misa festiva de ayer para rogar por Gijón, por los gijoneses, por los más desfavorecidos, por quienes sufren con más intensidad la crisis y el desempleo que conlleva y por los mineros, «sobre todo los de la tierra asturiana, para que a través de un diálogo sereno se llegue a una solución justa». Pero también hubo tiempo para gritar, como así hizo Fidel Gil al final de la celebración: ¡Viva la Virgen de Begoña! ¡Viva Gijón del alma! y ¡Puxa Asturies!