M. C.

La presentación ayer en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón del libro «La cuestión nacional nel Estáu español», la traducción al asturiano del libro del histórico dirigente del partido trotskista POUM, permitió comparar el independentismo catalán, pasado por el tamiz de la lucha de clases, que defendía Nin en los años treinta del siglo pasado con el proceso que se está viviendo ahora en una de las comunidades autónomas más ricas de España.

Unos procesos que, salvo la búsqueda de la independencia de Cataluña, tienen poco en común. La Generalitat catalana ya proclamó la República de Cataluña en 1934, un proceso que entonces apoyó Nin, aunque el modelo que él planteaba era bien distinto. «Los planteamientos de construcción de las ideas nacionalistas de Andreu Nin estaban subordinados a los intereses de la clase trabajadora», señaló ayer Moisés Cima, traductor al asturiano del libro, que ha editado la Fundación Andreu Nin. «No es lo mismo que el independentismo que ahora se plantea en Cataluña, por intereses burgueses para buscar un mercado propio, o el de Escocia para aprovechar sus yacimientos de petróleo», añadió el traductor.

Este planteamiento fue matizado por Javier Cubero, quien firma el prólogo de la traducción: «Si viviera hoy, Nin tendría una posición muy favorable al proceso catalán, pero condicionada». Añadió que el proceso «que se inició hace un año en Cataluña no lo ha provocado ni Esquerra ni Convergencia, sino la Asamblea Nacional Catalana, que tiene su fuerza en la sociedad civil. La Asamblea Nacional Catalana cuenta con dirigentes de organizaciones extraparlamentarias, junto a dirigentes de segunda fila de Esquerra y de Convergencia». A su juicio, lo que se está produciendo ahora en Cataluña es que se está «abriendo la cuestión de la ruptura democrática, que quedó aparcada en la transición».

Moisés Cima apuntó que el planteamiento que tenía Nin, de buscar un «marco ideal de unión de repúblicas ibéricas hoy no lo reivindica nadie y nadie se cree siquiera hoy la posibilidad del confederalismo o del federalismo español».

Boni Ortiz, uno de los impulsores de la sección asturiana de la Fundación Andreu Nin, recordó el contexto en el que el trotskista catalán formuló sus planteamientos independentistas; en un momento revolucionario en España. Lo que ahora se plantea en Cataluña se hace en un contexto de «retroceso y absoluta derrota» de aquella ideología, restringida hoy a sectores «muy minoritarios». A su juicio, la ideología de Nin es la que hoy defiende una organización minoritaria como Izquierda Anticapitalista, en la que milita el propio Boni Ortiz.

Ortiz fue quien se encargó de glosar la figura de Andreu Nin, quien fuera secretario general del POUM y primer vicepresidente de la internacional sindical. A Nin y al POUM «se los conoce muy poco, porque sufren un doble olvido; el del capitalismo, para el que fue un enemigo, y el silencio vergonzoso del marxismo oficial u ortodoxo representado por el PCE en la contienda civil». El 14 de junio de 1937 Andreu Nin fue secuestrado por agentes de los servicios secretos soviéticos tras «una campaña de difamación en la que acusaron al POUM de ser agentes de la Falange», para asesinarlo. Era la época en la que Stalin había purgado a toda la oposición comunista en la URSS empezando por León Trotski, y Andreu Nin «cae en desgracia, como toda la oposición al estalinismo», agregó.

Su memoria ha sido reivindicada por partidos extraparlamentarios y por el PSC, a juicio de Ortiz de manera oportunista, para usar su historia contra el PSUC.

«El proceso actual en Cataluña lo lidera la sociedad civil, no Esquerra ni Convergencia»

<Javier Cubero>