Luján PALACIOS

Juan Cueto, escritor y periodista, ha desarrollado una prolífica carrera «en favor de los libros». Además, «nunca cerró una puerta a quien quisiera publicar». Los alumnos del Colegio Público Begoña, por su parte, abren cada año una ventana al mundo más allá de las aulas y lo hacen en forma de revista digital bajo el título «Astrolabio».

Por esa labor de tender puentes a través de las letras, el escritor y los alumnos fueron reconocidos ayer con el III Premio María Elvira Muñiz de promoción de la lectura en Gijón. Un galardón muy preciado que lleva el nombre de la doctora y catedrática de Literatura -ayer presente en el acto- que dejó la impronta de su buen hacer en numerosas generaciones de alumnos, entre los que se cuentan Carmen Gómez Ojea, Margarita Salas, Vicente Álvarez Areces, Paz Fernández Felgueroso o el difunto Sergio Marqués.

No fue el caso de Juan Cueto, pero «sí el de mi mujer, y en todo caso yo me reconozco entre su alumnado», indicó el escritor tras recoger un premio «de los más prestosos que he recibido en mi vida, porque además no lo esperaba». Cueto señaló en su intervención la importancia de seguir fomentando el amor por las letras, porque «lo que más une en estos momentos es la lectura».

En unos tiempos en los que las nuevas tecnologías se imponen, con la irrupción de nuevos soportes digitales y nuevas formas de comunicación, «no importa de dónde provenga la escritura», y el reto está precisamente en «saber extenderla hacia esos nuevos medios», apuntó el escritor. Por eso, «debemos estar orgullosos de las nuevas generaciones que vienen detrás y que están haciendo esa labor, como los alumnos del Colegio Begoña».

Fueron dos de los pequeños, Marta Sánchez Álvarez y Andrés Ribera Garrido, los encargados de presentar el proyecto que los ha hecho merecedores del premio, la revista digital «Astrolabio». Un proyecto en la red Internet que también se plasma en papel y que, por encima de todo, supone «un medio para leer el mundo, para navegar más allá de las paredes de la escuela». En ella se pueden leer artículos, reportajes, entrevistas, cómics y hasta recomendaciones de lecturas en «un continuo diálogo con el entorno». Los dos estudiantes repasaron la trayectoria de un proyecto que nació hace tres años y en el que «se nota que cada vez escribimos mejor» y en el que la investigación es fundamental porque «para no decir tonterías hay que estar informado» señalaron. Ellos siguen tendiendo puentes para el futuro con las letras como herramientas.