Poeta, acaba de publicar «Poesía (2008-2012)»

J. L. ARGÜELLES

Tiene un numeroso público adepto que abarrota las salas en las que lee poemas, despliega sus ocurrencias o, simplemente, habla. Miguel Mingotes (1958) estará mañana en la sala Cornión, a partir de las siete de la tarde, donde ofrecerá sus «Ecografías». Anda maltrecho, pero no para. El autor gijonés, poeta y creador de raras y originales piezas que ha expuesto en varias ocasiones acaba de publicar en Trea un nuevo volumen de sus «poesías». Habla aquí de su peculiar literatura.

-¿Qué encontrará el lector en esta tercera entrega de «Poesía»?

-Lo que he escrito en estos últimos cuatro años. No hay premeditación, ha sido casualidad, pero entre cada uno de esos tres libros transcurrieron cuatro años: el primero en 2004; el segundo en 2008 y ahora éste.

-Sus textos casi nunca tienen más de cinco o seis versos y, en la mayoría, sólo tres. ¿Detesta el poema largo?

-No, no, simplemente que a mí las cosas me salen concisas porque intento sintetizar. Pero, bueno, sí es cierto que es raro que escriba algo largo, aunque en ningún caso porque excluya nada.

-Muchas de esas composiciones pudieran parecer casi haikus. ¿Se siente atraído por esa tradición lírica oriental?

-Sí, pero no. Igual que me gusta leer a Baroja y a otros autores, o escuchar a los «Beatles». Me gustan porque son cosas muy sugerentes, breves, pero no es lo que yo hago. A mí estas cosas me salen naturales, aunque no sé hasta qué punto escribir poesía es algo natural. Yo soy más bien de hablar poco.

-Todo lo que usted escribe tiene esa cualidad de destello; le gusta la paradoja, buscarle las vueltas al lenguaje.

-Como en los chistes.

-¿Cómo es el proceso de composición de sus poemas?

-Nunca me he reconocido en esos escritores que explican en las entrevistas que trabajan de ocho de la mañana hasta que no sé qué hora, y después por la tarde. A mí me surge de pronto.

-La inspiración no lo coge trabajando, más bien paseando...

-No quiero parecer pretencioso, pero es como una iluminación, aunque supongo que también los poetas malos dirán esto mismo.

-¿Corrige mucho?

-Hay un trabajo. Sí me ha pasado que sale algo que me parece redondo pero para lo que no acabo de encontrar el título, que suele ser una referencia en mis cosas.

-Lo que tiene importancia en sus poemas es el humor. ¿Enfoca lo serio desde lo humorístico?

-Sí, tienden hacia la gracia, la ironía, aunque a veces me entran dudas y me cuesta decidir si publico una poesía o no porque no sé si es sencilla o sólo simple; algunas me dan la lata durante años. Me han dicho que tengo cosas de Gómez de la Serna, del que sé por el Bachillerato; estoy más cerca de Molleda Valdés, aunque no me siento identificado con uno o con otro. El sentido del humor que pueda tener es una herencia de mi padre, pasada por mis lecturas y experiencia.

-¿Su visión de la vida es humorística?

-Mi visión, por mis circunstancias personales, tiende un poco a la amargura o, mejor, a la nostalgia.

-Y a la melancolía, quizás.

-Sí. El otro día publiqué una cosa que hacía referencia a Buster Keaton y a la melancolía.

-¿Se identifica con Buster Keaton?

-Nos ha influido a todos. De pequeños veíamos sus películas y las de El Gordo y el Flaco, Charlot, Harod Lloyd... Todo eso va dejando un poso. Recuerdo, también, que mi madre nos compraba todas las semanas el «TBO», y otros tebeos. Me ha marcado mucho además la música, especialmente la de los «Beatles».

-En sus textos incluye, de vez en cuando, alguna palabra en asturiano.

-Uno aprende de pequeño, de lo que escucha, y en mi ambiente se hablaba así, con esos giros y terminaciones. Trato de ser sincero, de estar cerca de mi manera de pensar.

-¿Y esas «Ecografías» que «hará» mañana en Cornión?

-Ando con muletas desde que caí de la bicicleta en la plaza Mayor y me rompí el fémur, así que estoy un poco mimoso. Me vino muy bien la presentación de este último libro, por lo que me dije: voy a hacer esta otra cosa. Me servirá para hacer un poco de comedia y de paso defender la sanidad pública. No voy a meter a nadie en ningún aparato de ecografías, pero haré una poesía personalizada para todos los que acudan a Cornión.