La presidenta de El Musel, Rosa Aza, abogó ayer por que el Ministerio de Industria desbloquee la construcción del gasoducto entre la regasificadora de El Musel y Llanera, donde enlazará con la red general de gasoductos. Industria tiene bloqueada esta obra dado que no está previsto de momento integrar la regasificadora dentro del sistema gasista español, para importar ese combustible. Sin embargo el conducto es necesario por cuestiones técnicas para que la planta gijonesa comience a operar como un centro para el transbordo de gas natural licuado y para su abastecimiento a los buques que lo usen como combustible, que a medio plazo serán la mayoría de los que naveguen por Europa, sustituyendo al fuel, mucho más contaminante.

Así lo señaló ayer Rosa Aza tras intervenir en Madrid en la Comisión de Medio Ambiente y Cambio Climático del Senado, a la que fue llamada por los senadores que están elaborando una ponencia sobre el estudio de la utilización del gas natural licuado como combustible marino. El Musel está desarrollando un proyecto, con fondos europeos, denominado Blue Change, para el abastecimiento de gas licuado a los buques, que a medio plazo sustituirán el fuel por gas natural en sus motores, para cumplir con la normativa medioambiental de la Unión Europea. Aza es la única responsable de un puerto que hasta el momento ha intervenido en esa comisión, por la que han pasado otros expertos de diversos campos.

La intención de la Autoridad Portuaria y de Enagás es activar la regasificadora para el transbordo y abastecimiento de combustible. La Autoridad Portuaria estima que los tráficos portuarios que aportarían estas operaciones serán equivalentes a los previstos en un principio con el suspendido abastecimiento de gas a la red española. Estas estimaciones se basan en que aunque lleguen menos litros a la regasificadora que si ésta alimentara a la red, sumará doble en los tráficos portuarios porque se volverá a cargar en barcos.

El problema es que en los depósitos de gas licuado, como los dos de la regasificadora de El Musel, siempre se produce una ligera evaporación del combustible. Lo conveniente para resolver técnicamente este problema es enviar esa cantidad residual de combustible a la red de gasoductos, en vez de volver a licuarlo, explica Aza.

Las condiciones de El Musel para captar los tráficos vinculados al transbordo de gas licuado y de su uso como combustible son muy buenas, si se activa la regasificadora.

En lo que respecta al uso del gas natural licuado como combustible, se va a convertir en la principal alternativa en los mares europeos entre 2015 y 2020, dado que la normativa medioambiental impedirá seguir usando fuelóleo por su elevado nivel contaminante, salvo que se instalen costosos filtros en las chimeneas o se use un fuelóleo poco contaminante. La reconversión de los barcos para instalar motores de gas y la renovación de parte de la flota hacia este sistema son las alternativas, dado que el precio del gas natural es la mitad que el del fuel poco contaminante. La nueva normativa ya opera en las aguas del Báltico y los países nórdicos, donde la flota ya se ha reconvertido a gas natural en gran medida. El puerto de El Musel cuenta con líneas de contenedores que tocan puertos del norte de Europa, cuyos barcos se verán más tarde que temprano afectados por la nueva normativa medioambiental. El Musel podría ser para ellos su lugar de reabastecimiento del nuevo combustible. El suministro directo del gas natural a los buques desde la regasificadora, mediante gabarras especiales o mediante camiones especiales, son las tres alternativas que estudia El Musel en este proyecto.

En cuanto al transbordo de gas natural licuado para reexportarlo a otros puertos, el puerto de El Musel cuenta con dos ventajas competitiva frente a otros de España en los que ya se realiza esa operación: por un lado el gran calado que ofrece la ampliación portuaria hace que puedan descargar buques de hasta 266.000 metros cúbicos, mayores que en otros puertos. Por otro, la regasificadora gijonesa ha sido diseñada para la recarga del combustible, lo que hace que pueda llenar un metanero de 150.000 metros cúbicos en sólo de 24 horas, mientras que los otros tres puertos españoles en los que actualmente se efectúan esas operaciones emplean entre 50 y 92 horas en esa operación.

Todos estos planes pasan porque la regasificadora se una a la red, aunque no la alimente. Los 18 kilómetros del gasoducto Musel-Llanera se pueden ejecutar en dos años o incluso menos, estima Rosa Aza.