Luján PALACIOS

Ayer, día de las Fuerzas Armadas, el Centro Municipal de Pumarín Gijón-Sur fue escenario de una parada de tintes militares con sabor añejo. La celebración del IV Concurso de Uniformes Históricos «Villa de Gijón» reunió en un mismo espacio a un miembro del Tercio de Flandes, un oficial de las SS alemanas, un legionario romano y un par de republicanos combatientes en la Guerra Civil Española sin desatar ningún conflicto diplomático.

La cita, organizada por la Asociación histórico-cultural ARHEM, en colaboración con el Ayuntamiento, trata de juntar cada año las piezas más exquisitas de indumentaria histórica atesoradas por coleccionistas como David Díaz, presidente de ARHEM, ataviado ayer para la ocasión con un uniforme auténtico de la Policía de Nueva York, concretamente «el que se utilizaba cuando el suceso de las Torres Gemelas». Una pieza a la que no le falta detalle, adquirido directamente en los Estados Unidos y con una placa auténtica bajo el seudónimo de Kowalsky, el agente número 13.491 de la ciudad de los rascacielos. «Es una placa verdadera, conseguida a través de un contacto con una comisaría neoyorkina», explicaba Díaz.

Su uniforme está valorado «en unos 3.000 o 4.000 euros», aunque los precios llegan a ser en algunos casos desorbitados. David Díaz señalaba que ayer se podían admirar uniformes de «hasta 40.000 euros», dependiendo de la antigüedad y la riqueza de los complementos, algunos de ellos originales. Como los prismáticos que lucía el gijonés José Montero, transformado bajo su uniforme de las SS nazis, «el que se utilizó en Crimea en el año 41».

Luis Miguel García, por su parte, se paseó por el escenario del concurso como un soldado más del Tercio de Flandes. «Se puede decir que voy como iría en su día el Capitán Alatriste», señalaba. Resultó ganador en el apartado de fidelidad a la reproducción, mientras que el premio a la originalidad fue para un paracaidista americano encarnado por José Javier del Campo. El premio del público fue para el legionario romano del siglo I, el más antiguo de los que se presentaron. También hubo algún ejemplar de la Guerra de la Independencia, de la II y I Guerra Mundial, de la Guerra del Vietnam y hasta una enfermera de los años 40. Todo «por amor al arte», reconocen los coleccionistas, a los que les une «un gran interés por la historia» y una buena soltura para moverse en Internet a la caza de la pieza perfecta.

Una cita con la historia, con modelos vivientes, y con un objetivo: divulgar la historia entre el gran público a través de la indumentaria.