Fundado en el año 1911 por la empresa Constructora Gijonesa, el ahora astillero Armón Gijón es el único superviviente de cuantos se ubicaron en la bahía local. De su dique principal salió el casco del cementero "Cristina Masaveu" el 27 de abril de 2010, cuando era filial de Factorías Vulcano. Fue la última construcción naval realizada en Gijón hasta el atunero para Grupomar entregado ayer.

"Tras diversas vicisitudes retoma su actividad naval con esfuerzo, apoyo por parte de todos e ilusión para darle continuidad", subrayó el consejero delegado de Armón, Laudelino Alperi, quien recordó la vinculación del astillero a Gijón, por ejemplo, participando en la construcción de la Escalerona o en la cubierta de la tribuna de preferencia de El Molinón, en 1928, para el partido entre las selecciones nacionales de España e Italia.

Ante una numerosa representación política y empresarial, Laudelino Alperi afirmó que "Armón Gijón inicia una nueva etapa con expectativas de futuro, que traerá empleo y bienestar a esta ciudad". Un empleo directo que cuantificó en más de seiscientas personas, pudiendo llegar en momentos puntuales a los ochocientos trabajadores, "a lo que hay que añadir el empleo indirecto, lo que supone un importante alivio para el sector del metal en los momentos actuales", señaló Alperi.

A renglón seguido, el directivo de Armón hizo hincapié en que su empresa quiere "que Gijón recupere la ilusión y vea con este astillero que se pueden hacer cosas para mejorar la situación, y, lo mismo que el nuestro, otros proyectos industriales pueden ser viables con el esfuerzo de todos, y también recupera Gijón parte de su historia como ciudad vinculada a la mar y a las actividades marítimas".

El casco del "Gijón", que operará en el océano Pacífico para la empresa Maratún, perteneciente al Grupo Marítimo Industrial (Grupomar), fue puesto a flote el pasado mes de julio. El barco tiene 79,05 metros de eslora, 13,65 metros de manga y 8,04 de puntal, con 2.042 toneladas de arqueo bruto. Está dotado de un sistema de cerco para la pesca y un motor de 5.000 caballos. Está matriculado en Manzanillo, puerto mexicano del océano Pacífico.

"Antonio Suárez ha sido nuestro mejor embajador en México", refirió Laudelino Alperi para agradecer al empresario que abriese las puertas de Armón a otros pedidos, ya que, subrayó Alperi, "en los momentos que vivimos es necesario mirar hacia el exterior y buscar nuevos mercados que nos permitan mantener la actividad y el empleo", aunque alertó a los políticos para que estén atentos para que se cumplan dos conceptos básicos para la competitividad en el negocio de la construcción naval: "igualdad y seguridad jurídica".