Los universitarios gijoneses se movilian para defender una biblioteca donde tienen libros de consulta o de lectura. Libros en soporte papel, se entiende. El Rectorado, que se sepa, no tiene color político ni decide los recortes que sufre la institución. Por eso la movilización estudiantil tiene más sabor y más sentido. No protestan contra un color político ni reclaman días de fiesta ni espacios para el "botellón". Es una reclamación puramente cultural a la que no hará referencia alguna el mundo del cine que mañana se mira el ombligo y se da premios en una ceremonia que servirá para poner verde al ministro Wert y morado a Rajoy. Los estudiantes de Gijón no reclaman subvenciones; quieren simplemente que no les cierren la biblioteca. Bello gesto.
