El Instituto del Carbón (Incar), organismo estatal dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, constató una mezcla de carbones de tres orígenes distintos junto con coque de petróleo en la muestra que le envió Hidrocantábrico (EdP) de los envíos que le hizo Mina La Camocha en 1999. La supuesta venta a la térmica de Aboño de unas 90.000 toneladas de carbón ajeno a la mina gijonesa mezclado con su producción propia, entre 1998 y 1999, es precisamente la base de la acusación del supuesto fraude de 17,08 millones de euros de subvenciones en ese periodo, que ahora se está dirimiendo en el juzgado de lo penal número dos de Gijón.

Técnicos del Instituto del Carbón explicaron ayer en el juzgado la metodología y el resultado de su análisis. Lo hicieron sobre una muestra del mineral enviado por Mina la Camocha a la térmica de Aboño, que les fue remitida por Hidrocantábrico en octubre de 1999. La compañía eléctrica encargó la toma de la muestra a la empresa Comismar. Hidrocantábrico solicitó un análisis independiente después de haber realizado uno propio en el que detectó la mezcla de carbones. HC comunicó su hallazgo y el envío de la muestra a Mina La Camocha. La empresa minera gijonesa no solicitó entonces ningún contrainforme al Incar.

El resultado del estudio elaborado por el Instituto del Carbón fue que la muestra remitida contenía carbón de tres orígenes distintos, además de detectar también la presencia de coque de petróleo (residuo pesado de la destilación del petróleo, que es altamente contaminante y que se utiliza para aumentar el poder calorífico del carbón).

La jefa del equipo del Incar que efectuó el estudio aseveró ayer que el carbón "no podía proceder de una sola explotación" y añadió que no podría tratarse de mineral exclusivo de Mina La Camocha debido a los componentes encontrados.

La responsable del estudio también descartó que el resultado del análisis se debiera a la presencia de mineral recuperado de las escombreras o de la balsa de lodos de Mina La Camocha, algo que sin duda hubieran detectado, por las características físicas que adquiere el carbón después de largo tiempo depositado en esas zonas.

En sesión del juicio celebrada ayer también compareció un ingeniero de minas para refrendar el informe pericial sobre la producción de Mina La Camocha entre 1998 y 2000. El perito estimó que en ese periodo la producción real de Mina La Camocha fue al menos de 86.000 toneladas inferior a la que la empresa declaró en sus planes de labores.

Entre los análisis que efectuó para ello, sumó los vagones de carbón extraídos de la mina, contabilizados en los partes diarios de producción que requisó la juez de instrucción durante el registro de las oficinas de la empresa en 2001. El perito aclaró ayer en el juicio que su estimación de 86.000 toneladas podría ser incluso entre un 5% a un 10% superior, si se considera que no todos los vagones destinados al carbón fueron sacados llenos y que su capacidad real podría ser inferior a la nominal (otros mayores se sacaban con tierra, apuntó). Los desfases entre producción real y declarada por años fueron, según su informe, de 15.000 toneladas en 1998, 70.000 en 1999 y algo menos de 1.000 en 2000.

Las producciones declaradas por la mina, "no concuerdan" y son "imposibles" en base a esos partes de labores y a otra información analizada en su informe pericial, en el que también valoró el descenso en el consumo de explosivos y el aumento del absentismo laboral y reducción de plantilla por regulaciones de empleo a finales de 1998 y de 1999.

En alguno de los meses en los que la empresa reguló a la mitad de su plantilla, en 1999, la producción se redujo drásticamente. Frente a las 19.000 toneladas que según los partes diarios de labores se extrajeron en enero de aquel año, entre septiembre y diciembre se extrajeron a razón de 9.000 a 12.000 toneladas mensuales. La empresa declaró en cambio un aumento de producción.

Otro informe de otro ingeniero de minas, realizado mediante otra metodología, cifró en 81.672 el desfase de toneladas reales respecto a las declaradas.

Las defensas impugnaron ayer este segundo informe pericial, dado que no acudió a ratificarlo su autor. También han impugnado las pruebas documentales obtenidas en los registros de las oficinas de la empresa, alegando que no pudieron acceder a las mismas durante la instrucción del sumario y que no se custodiaron adecuadamente, algo que negó el fiscal.

M. C.

El método científico del Instituto del Carbón para detectar la posible mezcla de carbones consiste en analizar la luz que reflejan unos determinados componentes del carbón, que varían entre los de cada explotación minera.

Se trata de un análisis de cualidades físicas del mineral, cuyo resultado es preciso para determinar si existen en una muestra varios tipos de carbón, pero que no puede determinar de qué explotación o explotaciones procede el mineral de la muestra examinada.

En cambio, este tipo de pruebas sí permiten descartar minas como procedencia del carbón analizado. Ayer la responsable del estudio del Incar aseguró que en la muestra de finales de 1999 que analizaron no había carbón procedente de Hullas del Coto Quirós.

Esta funcionaria del Instituto del Carbón descartó que se hubiera podido producir alguna mezcla accidental en sus instalaciones de otros minerales con los de la muestra enviada por Hidrocantábrico para su estudio, en los 59 días que tardó el Instituto en realizar el análisis. Una demora que achacó a que había encargos previos de otros clientes y que se realizan todos por orden de llegada.