Con cerca de 70 habitaciones triples, unidades de 28 pacientes acogiendo a 39 enfermos, con más de una veintena de estancias individuales convertidas en dobles, y con el personal teniendo que sacar camas de las habitaciones de los pacientes aislados porque se necesitaban todos los colchones disponibles en el centro.

Ese era el panorama que ayer describía el personal del Hospital de Cabueñes, un centro sanitario que ha entrado en la onda epidémica de la gripe con el añadido de la clásica presión generada en el área por los pacientes mayores con múltiples patologías descompensadas y agravadas con procesos como neumonías. Y a todo ello hay que sumar la desorganización que generan los días festivos, que se caracterizan por el hecho de que se suelen demorar las altas de pacientes ingresados sin que se ralentice la entrada de otros por urgencias.

Sindicatos del centro sanitario gijonés advertían ayer de la complicada situación que se estaba dando en las plantas, por la sobrecarga de trabajo que denunciaba el personal. Un hecho que generó una reunión de los sindicatos de enfermería con los responsables del centro hospitalario para demandar un refuerzo de trabajadores. "Por el momento no hay ninguna previsión", lamentaban los sindicatos de Cabueñes. Al menos no se había interrumpido la contratación del personal de refuerzo del turno de noche, que ha permitido que en el hospital gijonés por fin haya dos enfermeras y no solo una en las plantas en horario nocturno.

Lo que también ha hecho Cabueñes ha sido activar el protocolo de colaboración con el Hospital de Jove para agilizar la derivación de algunos ingresos. A media tarde de ayer aún no se había producido ninguno.

En el Hospital de Jove la situación no era de sobreaforo como en el caso de Cabueñes, aunque desde la gerencia se informó que en los pasados días festivos se había notado un incremento sustancial de ingresos, duplicando casi las cifras a las que están acostumbrados.