El mal estado en el que se encuentra el anillo navegable del río Piles sigue trayendo cola. A las denuncias efectuadas por un grupo de jóvenes practicantes de piragüismo en la escuela y los cursillos del Grupo Covadonga se han unido ahora las quejas de los vecinos y los comentarios de muchos habituales del entorno. Los argumentos de los grupistas han encontrado aliados entre quienes bien conocen la ruta que circunda el recinto deportivo de las Mestas a una semana de que el complejo deportivo albergue el ya tradicional Concurso de Saltos Internacional Oficial (CSIO).

"Está asqueroso, es algo que deberían arreglar porque da muy mala imagen" declaró Roberto González, de 18 años, que paseaba ayer por la zona con su bicicleta como muchos otros deportistas. Su acompañante, Elena Gutiérrez mantenía el mismo discurso. "Está muy sucio, huele mal y es una pena tener esto así", aseguró. Las suyas no fueron las únicas voces críticas. José Alberto Castañeda, de 42 años y que está pasando unos días en Gijón, lamentó el aspecto del lugar. "Me sorprende porque el paseo es muy bonito. Está muy bien para caminar. Ver las aguas tan sumamente mugrientas desmerece mucho los alrededores. Deberían arreglarlo", indicó.

La senda fluvial es también uno de los terrenos preferidos de los aficionados al "running". Laura Castro, gijonesa de 24 años, y asidua al terreno, no dudó ayer en mostrar su total indignación. "Es un tema que me cabrea mucho. Está súper mal cuidado. Hay tramos del río que están llenos de porquería. Siempre ves alguna botella de cerveza tirada o cristales", afirmó. En referencia al mal olor que desprenden las aguas, la joven no ocultó tampoco su critica. "Huele muy mal. Existe una parte en la que llevan mucho tiempo haciendo obras e incluso cortan la carretera. Cuanto más te acercas a la zona de las urbanizaciones, más aumenta el hedor. Es algo increíble, más que nada por la cantidad de familias que viven ahí y se ven obligadas a soportarlo día sí y día también. Es inconcebible que nadie se preocupe por arreglarlo", manifestó. Entre los vecinos que cita Castro se encuentra Josefina Fernández, de 56 años. "Nos están quitando una buena parte del paisaje y salud para los que vivimos cerca. ¡Qué lo arreglen de una vez! Ya es hora", sentenció Fernández.

El problema, según algunos, no es nuevo. "Las aguas llevan años así y a nadie parece importarle. Al final los que lo pagamos somos nosotros", explicó, camiseta en mano, José Joaquín Rodríguez, jubilado de 66 años, en su ruta por la zona.