Plantó sus imponentes 1,95 metros, de espalda ancha, sobre el escenario y su traje oscuro entre las chupas de cuero de un público motero. Y se lo metió en el bolsillo. A sus 54 años es un seguro. Da igual que se cruce de brazos mirando a sus compañeros de banda tocar o que se ponga a bailar casi a modo de claqué. Su figura trajeada, su cigarro en la mano, sus gafas de sol, su agresiva voz -complemento perfecto a su pose chulesca- y su inconfundible tupé son argumentos incontestables. Y, por si acaso no es suficiente, ahí tiene el rompeolas y el asiento de atrás de su Cadillac.

Porque Loquillo casi no se dejó ninguno de sus muchos clásicos en el concierto que ofreció ayer en el recinto ferial dentro de la programación del "Moto weekend". Empezó con "Rock´n Roll actitud" y terminó en su "Cadillac solitario". Llevó a los asistentes a su "Rompeolas" y a sentir "El ritmo del garaje". Y, entretanto, le dio tiempo a perder en su "Luché contra ley", algo que infringió sin duda al proclamar, en tono agresivo, que "La mataré". Y no se olvidó de homenajear a Pepe (Risi) y Toño (Martín), integrantes fallecidos de "Burning", al entonar su mítica "¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?". Tampoco se quitó el luto. No en vano es "El hombre de negro".

Así, pese a que el público comenzó frío, no tenía más remedio que entrar al juego de Loquillo y su hiperactiva banda. Y, por si acaso, ahí estaba Igor Paskual, guitarrista y gijonés de pro, para caldear el ambiente. Se llegó a enroscar una boa roja en el cuello y terminó golpeando y poco menos que maltratando a su guitarra; que eso, en el rock, significa la apoteosis. En plena efervescencia, le escanció un culín al Loco. Por si fuera poco, la sidra entró en juego. Imposible no caer en las redes de este gigante del rock nacional.