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Cuando el campo ganó crédito

"La Caja Rural fue lo mejor que le pudo pasar a la aldea de Gijón", reivindican ganaderos que vivieron, hace 50 años, la fundación de la entidad bancaria

Testigos de una historia de éxito. De izquierda a derecha, de pie, Maximino Cardín, Jesús Fuentes y José Ignacio Lara; sentados, Mario Álvarez, Ángel Díaz y José Luis González. MARCOS LEÓN

Algunos se sorprenden de su evolución. Otros, los que menos, aseguran que confiaron en su futuro desde los orígenes. Pero ninguno duda del beneficio que supuso para el campo y el ganado gijonés. Tras cincuenta años de trayectoria, Caja Rural de Gijón puede hacer gala de su utilidad. O al menos, así lo afirman quienes, allá por los años 60, emprendieron, desde la Cooperativa de Agricultores de Gijón, una empresa ya plenamente consolidada. El 12 de noviembre celebrarán su 50º aniversario en La Laboral y los fundadores serán homenajeados. "El surgimiento de la caja fue lo mejor que le pudo pasar a la aldea de Gijón", afirma, sin titubeos, Maximino Cardín, ganadero de Vega que, por aquel entonces, era rector de la cooperativa.

José Luis González Rubiera fue pieza fundamental en los inicios. Cobraba los cupones de la Seguridad Social en la cooperativa y se volcó, de forma voluntaria, con el proyecto de la Caja Rural de Gijón. Tuvieron que convencer a Faustino Medio, entonces presidente de la cooperativa, nombrado para enderezar su rumbo tras un desfalco.

Rubiera recuerda que "Faustino Medio fue al Banco Vizcaya a entrevistarse con un responsable y éste le dijo que si conseguíamos un capital de seis millones de pesetas, la caja rural daría mayor beneficio que la cooperativa". A partir de ahí, el presidente dejó "vía libre" para su fundación. Cardín recuerda que Baldomero García, tesorero de la directiva de Medio, "fue uno de los que más insistió" para sacar el proyecto adelante.

González Rubiera obtuvo información precisa sobre las cajas rurales en un viaje, recordado a la perfección por José Ignacio Lara, ganadero de San Andrés de los Tacones. "Yo me quedo con los comienzos, tras un cursillo de cooperación en Perlora. Fuimos luego a Madrid, a otro cursillo nacional, y en una visita a Madridejos (Toledo), José Luis consiguió información", recuerda. Allí estaban presentes cooperativas de mayor tamaño, que ya habían iniciado proyectos de cajas rurales. González Rubiera regresó a Gijón con abundante documentación, que compartió con Medio.

Así, tras convencer al presidente, comenzó la andadura de la Caja Rural de Gijón. "Me acuerdo cuando se fundó la sede en la calle Santa Ana. Para entrar había que tener mucho cuidado porque las tablas se caían", cuenta Ángel Díaz Álvarez, ganadero de Aguda (Cenero), que fue rector de la caja durante 36 años. También mantiene fresca en su memoria la inauguración oficial de la caja, en 1966, a la que asistió Domingo Solís Ruiz, líder de las Cooperativas del campo de España. "Yo entré en ese año en la caja. Fue un paso enorme para la zona rural. La gente que nos atendía era formidable. Fue una gran ayuda", recalca Díaz.

Entre aquellos que les atendían, el primer y único empleado en los inicios; y actual presidente de Caja Rural de Gijón: Jesús Fuentes Villa. "Baldomero (García) pensó en él, que se demoró un poco en aceptar el trabajo porque iba a casarse por aquel entonces", rememora González Rubiera. Éste también recuerda ciertas reticencias existentes en Oviedo a que Gijón tuviese su propia caja, dado que tenían la idea de crear una única para toda Asturias.

Mario Álvarez Hevia, que tenía vacas en Poago, asegura que confió en el proyecto desde sus comienzos. "Lo vi bien desde el primer momento y la sigo viendo bien tal y como está ahora; a mí en muchas ocasiones me ayudó", asegura. Lara, por su parte, recuerda que "aquel momento era de efervescencia del cooperativismo", así como que "fue un cambio tremendo, pasar de un desfalco y quema de papeles en la cooperativa, a superarlo y fundar una caja rural". Además, él cita a otro personaje de la historia: Higinio Blanco -recientemente fallecido- uno de los fundadores. "Era un gran animador de la gente. Animaba a los ganaderos y agricultores a que, si no ingresaban todo el dinero que tenían, lo hiciese al menos con la calderilla que movían día a día. Había que capitalizar la caja", cuenta.

Cardín explica cómo fue el despegue de la entidad. "La aldea de Gijón era toda de huerta y ganadería. Veníamos con la leche a Gijón para repartirla y a vender a la plaza. Después pasábamos por la cooperativa y la caja. Así fue hasta los 80, más o menos, cuando la Policía empezó a meterse con los carros que venían a repartir", recuerda.

Todos ellos ensalzan importantes hitos en los que participó activamente la Caja Rural de Gijón, como la negociación con el Ayuntamiento para la ampliación y mejora de caminos así como para construir las traídas de agua a parroquias rurales. "Para los caminos conseguimos que el Ayuntamiento se hiciese cargo del 60%, a través de suscripción de bonos con la caja, teniendo que sufragar los vecinos el 40% del coste", narra Jesús Fuentes.

Por eso, todos coinciden con Ángel Díaz a la hora de calificar de "formidable" el proyecto de la caja, que ahora ya se ha convertido en una entidad más global, que da servicio a todo el concejo de Gijón, incluido el casco urbano.

Por contra, el campo gijonés ha ido en declive. La actividad agrícola y ganadera cada vez es más residual. "La zona rural desaparece, por los problemas de la economía de la leche, que se está pagando por debajo de su precio; y por una gran cantidad de cuestiones. Al final, apenas nos dejan funcionar. No sabemos si nuestro suelo es edificable por los cambios en los planes urbanísticos. No podemos hacer nada, ni construir, ni ampliar cuadras", lamenta Maximino Cardín.

Sin embargo, siempre tendrán a la Caja Rural de Gijón como símbolo de lo que un día fue el campo del concejo. Su gran pilar cumple cincuenta años.

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