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JOSÉ RAMÓN REPULLO LABRADOR | Miembro del Instituto de Salud Carlos III de Madrid

"La actual ley de Dependencia tenía los genes del fracaso dentro de ella"

"La gente quiere un buen servicio y no le importa que una operación importante no se haga en el hospital más próximo"

José Ramón Repullo, ayer, en el parque de la Fábrica del Gas. DAVID MOURIZ

José Ramón Repullo Labrador es jefe del Departamento de Planificación y Economía de la Salud de la Escuela Nacional de Sanidad y miembro del Instituto de Salud Carlos III de Madrid. Ayer participó en el Centro Municipal Integrado de La Arena en unas jornadas que analizan cómo afrontar un cambio social y hacer más eficiente el sistema público de sanidad.

-¿Por qué un sistema sanitario público y no privado?

-Es de las pocas cosas que sujetan la ciudadanía española. En las salas de espera, quirófanos, hospitales y centros de salud nos encontramos todos los españoles de todas las clases sociales. Tenemos que generar una sanidad pública, de futuro, con suficiente calidad, competencia, cartera de servicios, adecuación y trato que permita que siga siendo un recurso común para todos.

-¿Qué cambios se deben hacer a corto plazo?

-El gobierno de España que salga después de las elecciones debe asegurar un apoyo financiero importante al sistema nacional de salud. En 2018 vamos a ir un 5,3% del PIB en el gasto sanitario, cuando tuvimos un 7%.

-¿Cuál sería el modelo perfecto para el futuro?

-Algunos de los cimientos que tenemos son correctos, como la atención primaria, pero que está erosionada y desmoralizada. Tenemos que ayudar a las familias a cuidar a los mayores, frágiles, pluripatológicos e inmovilizados. La red hospitalaria es buena, pero está muy fragmentada. Necesitamos reorganizar los hospitales. Tenemos una estructura de personal muy rígida y hay que intentar dinamizarla, porque está muy gremializada. Y contamos con un sistema de salud demasiado troceado que debería cooperar más.

-¿A que se refiere con la rigidez en estructura de personal?

-La gestión del empleado público ha seguido reglas de la función pública administrativa, que no funciona. No quiere decir que haya que laboralizar. El régimen estatutario se puede amoldar para que sea ágil, cubra turnos, para que tengan características de promoción y progresión profesional o para que tenga autonomía. E incluso para que un hospital que necesita un perfil muy específico de profesional pueda cubrir un determinado puesto con urgencia, y se pueda hacer sin recurrir a modelos de contratación precaria, y sea con modelos de selección profesional con garantías, con calidad de empleo y rapidez. El régimen de personal debería cambiarse porque está pensando en clave excesivamente burocrática y profesional.

-¿Cómo ve la iniciativa de crear un grupo de voluntarios, con doctores y enfermeros jubilados, que acompañen y controlen a los mayores en situación de vulnerabilidad?

-Es una excelente idea. La palabra jubilación se está desprendiendo del concepto terminal que tenía hace tres o cuatro décadas. La esperanza de vida ha aumentado y el anciano ya no es un anciano con mala salud. Es una persona con un enorme valor productivo. Y el jubilado sanitario tiene un valor adicional, porque ha recogido una enorme experiencia, y el sector le ha jubilado laboralmente cuando posiblemente le quedaban muchos años de excelente capacidad intelectual. Es una persona con una enorme capacidad para volcarlo en la formación de residentes, en cooperación internacional e incluso hay médicos y enfermeras que padecen patologías y que están ayudando a las asociaciones de pacientes a encontrar una manera de entender su problema de salud u orientar su acción de una manera positiva.

-¿Hasta qué edad está capacitado un médico para seguir ejerciendo su profesión?

-El médico completamente formado empieza tarde a ejercer. A los 65 años algunos están en excelente condiciones, en una curva de excelencia y salud buena, y podrían seguir hasta los 68 o 70 años.

-En el caso de Asturias, ¿es viable una red sanitaria con ocho hospitales, una vez se ha producido una mejora de las comunicaciones y acortamiento de distancias?

-Debería reestructurarse. En Europa los hospitales se están asociando, creando estructura comunes, que comparten recursos no solo de gestión, sino de servicios generales o centrales. Las especialidades se agrupan en áreas de gestión clínica, y pueden estar en un hospital nodriza, o atender otros más pequeños. La población quiere un buen servicio. Cuando se tiene que afrontar una intervención quirúrgica importante, aunque no sea en el hospital más próximo, al paciente no le importa. Es perfectamente compatible tener los centros de salud y hospitales de proximidad y tener una red sanitaria integrada a nivel nacional. Hay quien quiere hacer tortilla sin romper huevos. Todos los procesos de cambio requieren legitimidad, autoridad y recursos. No se pueden pretender cambios estructurales que no molesten a nadie y sean perfectamente aceptados por todos.

-La ley de la Dependencia, implantando ya hace nueve años, ¿se puede catalogar como una oportunidad perdida?

-Tenía los genes del fracaso dentro de ella. Tenemos un sistema tributario patético en España. Vivimos muy por debajo de nuestras posibilidades tributarias y fiscales. El Estado del bienestar es anémico. La crisis se irá, pero va a quedar una época en la que esto que antes llamábamos austeridad lo habrá que convertir en buen gobierno, que tendrá un componente de autoridad, legitimidad, y de buena decisión que es el verdadero reto que tenemos por delante.

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