Compareció ante el tribunal tranquila y segura de sí misma. Se reconoció culpable de los robos pero apenas pronunció unas pocas palabras desde el banquillo de los acusados: "Quiero pedir perdón por lo que hice". Leonor J. S., la naveta de 54 años acusada de robar a al menos tres hombres a los que abordó en varias discotecas de Gijón y a los que echó drogas en las consumiciones para que perdieran el conocimiento y desvalijarlos, se reconoció ayer en la Audiencia Provincial autora de los delitos que se le imputaban y aceptó una condena de ocho años y nueve meses de prisión. A su lado se sentó el hombre que en al menos una ocasión ejerció como cómplice de la procesada,, Juan Carlos C. V. Él también reconoció los hechos y aceptó una pena de siete años y dos meses de privación de libertad.

Tras el juicio, Leonor J. S. volvió a la cárcel de Villabona en la que permanece desde su última detención. La naveta regresó a la prisión con su cuarta condena bajo el brazo. En su historial delictivo figuran otros tres castigos por robos con violencia. Robos como aquellos a los que sometió a las tres víctimas que ayer por la mañana la llevaron al banquillo. Hombres de avanzada edad a los que abordó en bares de copas.

El primer caso de los que ayer se juzgaban tuvo lugar el 5 de septiembre del pasado año. Fue la primera vez que Leonor J. S. utilizó el modus operandi del beso del sueño. La mujer se dirigió a un cliente de una discoteca situada en la calle Donato Argüelles. El fiscal asegura que "tras entablar conversación con la víctima la mujer vertió en la consumición del hombre una sustancia cuyo principio activo pertenece al grupo de las benzodiacepinas y que anuló las facultades de la víctima". Leonor J. S. acompañó al hombre a su coche y aprovechó que la víctima se quedó dormida para llevarse la tarjeta de crédito del denunciante, su reloj, su teléfono móvil y 400 euros. Al día siguiente repitió estrategia en un pub de la calle Covadonga, en donde le robó a un extranjero una cadena de oro, un libro electrónico, cinco tarjetas de crédito, unas gafas de sol valoradas en 200 euros y dinero en efectivo. No pasaron ni 24 horas hasta que escogió a su siguiente objetivo.

En esta ocasión la procesada acudió acompañada de su compinche. Juntos asaltaron a un hombre que estaba sentado en un banco de la plaza de Europa y le convencieron para tomar un café, en el que también echaron droga. Cuando la víctima perdió el conocimiento los acusados le robaron la tarjeta de crédito y una alianza y un sello de oro. La víctima sufrió lesiones al caer dormido.

El fiscal rebajó ayer la pena solicita para la imputada -que se elevaba a los 16 años de cárcel-, tras aceptar como atenuantes la drogadicción de la acusada y la reparación del daño, ya que la mujer ingresó en la cuenta del juzgado 400 euros para cubrir parte de las inmunizaciones.