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Veinte años de carbayón protegido

El roble de Lavandera cumple en buen estado dos décadas como monumento natural y sus vecinos quieren que se mejore la protección de su tronco

Entre 300 y 400 años lleva plantado en el barrio de Tueya el carbayón de Lavandera. Y los últimos veinte los ha pasado convertido en árbol protegido bajo la figura de monumento natural por decreto oficial del Gobierno del Principado (79/1995). Una categorización que ha implicado que en estas dos décadas haya habido obligación legal de mirar por el árbol, por su conservación y por su promoción, aunque con desigual resultado.

El roble de Gijón es un "quercus robur" de algo más de 21 metros de altura -como un edificio de siete pisos- , casi siete metros de perímetro y 25 metros de diámetro de copa. El ámbito de protección incluye la plaza de Lavandera, delimitada por los edificios de la iglesia, el cementerio, las antiguas escuelas y la carretera. A ojos de los vecinos y de los expertos hace años que se ha podido frenar el deterioro que sufría el árbol, que hizo temer por su viabilidad. Como testimonio de muchos años de vicisitudes está la gran oquedad del tronco, que ejerce un poder de atracción absoluto para propios y extraños, por la oportunidad que ofrece para hacerse fotos en su interior.

De cuidar por este singular carbayón se encargan con celo los propios vecinos, que no dudan en notificar cualquier incidencia al Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Gijón. Un informe de expertos en fisiología vegetal dejaban constancia hace años de la buena salud del árbol, pese a los inevitables achaques, y en este tiempo ya se han llevado a cabo varias podas para preservar mejor el ejemplar, alguna de gran calado. En 2008 tuvo lugar una poda en la que participaron cinco expertos venidos de Estados Unidos, Cataluña, Valencia y Galicia, con coordinación del servicio municipal. "Esa cita fue singular pero la importante fue la primera poda, la que se ejecutó a los pocos años de la declaración como monumento natural. Fue la que de verdad logró que el árbol esté ahora con la vitalidad que está", sostiene Juan Carlos Martínez, responsable de la sección de Parques y Jardines de Gijón.

Pese a que todos los expertos han destacado siempre el "entorno hostil" en el que se enraiza el carbayón de Lavandera, en referencia a su estrangulamiento por parte de una carretera que le pasa al lado, la urbanización de la zona o los coches que le aparcan a un palmo, lo cierto es que sobrevive como símbolo importante de la parroquia gijonesa y de los usos y costumbres de los vecinos. Precisamente esa vecindad, cuya asociación preside Luis Antonio Rodríguez García, ya ha hecho llegar al concejal Manuel Arrieta la imporancia de proteger algo más el tronco de su carbayón. "La base del tronco está un poco abandonada. Tiene una parcelina muy pequeña de tierra que esá excavada por los perros y algo descuidada y ya le hemos comentado al concejal la posibilidad de poner algo que evite que todo el mundo tienda a entrar en el hueco del árbol. No se trata de que pongan una valla alta, ni mucho menos, pero sí que le den al entorno un poco más de realce y a la vez de protección. Aunque lo importante es que el árbol se ve muy sano", comenta el presidente vecinal.

Tampoco disgustaría a la parroquia que alguna leyenda, un panel indicativo o cualquier otro elemento de señalización diera la distinción que merece al gran carbayón. "Por nosotros eso sería fabuloso, y así la gente se daría más cuenta de que es un árbol emblemático no sólo del concejo, sino de la región", añade el presidente. Por parte de Parques y Jardines no está prevista ninguna intervención inmediata en el árbol, aunque esperan que el presupuesto municipal del próximo año incluya una partida de 50.000 euros "para actuaciones en árboles singulares del concejo", lo que incluiría el carbayón de Lavandera.

Precisamente de éste árbol y los que forman la Carbayera del Tragamón -también declarada monumento natural por el Principado en el año 2003-, así como otros destacados ejemplares arbóreos asturianos, versa la exposición que se muestra estos días en la iglesia de la Laboral, titulada "EnArbolar, grandes árboles para la vida", de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente. Una muestra que da cuenta del patrimonio monumental de la región y de la importancia que estos bosques maduros y grandes ejemplares tienen en la conservación de la biodiversidad. En Asturias la fórmula de protección elegida para los árboles singulares es la de monumento natural, una catalogación que hoy en día solo ampara a ocho árboles y dos arboledas singulares. Y dos de esos monumentos están en Gijón.

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