La nueva conexión en Somonte entre la red de alta presión de Enagás y la red de distribución de EdP contribuirá a mejorar el suministro especialmente en Gijón y también en Avilés. El motivo es que el gas que circula por la red principal, la de Enagás, no puede suministrarse directamente a los clientes, dado que antes tiene que someterse a varios procesos sucesivos de reducción de la presión a la que circula por los tubos, un proceso similar al que ocurre con la electricidad, que debe pasar de alta a media y baja tensión para llegar a los consumidores.
Paliar los problemas de abastecimiento que se daban en el área de Gijón desde el invierno de 2008 fue lo que llevó en diciembre de 2013 al Gobierno central a desbloquear la construcción del gasoducto Musel-Llanera, una obra imprescindible para la futura puesta en servicio de la regasificadora de El Musel, pero que mientras tanto tendrá la utilidad añadida de mejorar el suministro de gas. Eso es así porque con ese gasoducto se establecían inicialmente dos estaciones de regulación a ambos extremos, que ahora serán tres con la conexión aprobada para Somonte.
En esos puntos donde el gas que circula a 80 bares de presión por el gasoducto de Enagás, se pasa a una presión de 16 bares para la red principal de Naturgás. El gas aún sufrirá otras reducciones de presión antes de llegar a los consumidores.
La cuestión es que en momentos de alta demanda, si los puntos de suministro desde la red de Enagás son pocos, puede darse la circunstancia, como ya ha ocurrido en Gijón de que no llegue a la red de distribución suficiente gas como para atender las demandas de todos los clientes y al mismo tiempo mantener la presión necesaria en los gasoductos. Una circunstancia que en el pasado ha tenido repercusiones negativas en grandes clientes industriales. La apertura de un tercer punto de conexión en el gasoducto Musel-Llanera contribuirá a evitar ese riesgo.
