Las viviendas transitorias que Cáritas habilitó el pasado mes de octubre en el barrio de El Natahoyo están a pleno rendimiento. Los cinco apartamentos para familias están ocupados y la demanda desde que se puso en marcha el recurso "es alta", reconoce Paloma Gallego, responsable de la entidad.

Desde su entrada en funcionamiento han sido varias las unidades familiares que han hecho uso de las instalaciones, en su mayor parte "familias con hijos, y familias monoparentales, con el padre o la madre y los niños". Algunos incluso llegaron a las viviendas y se fueron en pocos días, después de solventar su situación.

Porque precisamente la vocación de las viviendas, ubicadas en un inmueble de la calle Zaragoza que ha sido cedido a Cáritas por las Siervas de los Pobres, las hijas del Sagrado Corazón de Jesús, que incluso realizaron una aportación para las obras de reforma de la casa, es la de servir de hogar temporal, de espacio transitorio a la espera de una mejora de las condiciones de vida de sus beneficiarios.

Para ello, las familias se comprometen a realizar un seguimiento con los equipos de Cáritas, y deben cumplir algunos requisitos como los de permanecer en búsqueda activa de empleo, de manera que en un plazo razonable de tiempo puedan cambiar sus circunstancias. Se trata de que "tengan un respaldo, el saber que cuentan con un hogar propio que les dé confianza a la hora de enfrentarse a las dificultades", asegura Paloma Gallego.

Los pisos de El Natahoyo cuentan con toda la equipación necesaria para las familias y buscan que las familias que se integren en la Red adquieran durante su estancia "la motivación necesaria y las herramientas adecuadas para desarrollar de manera autónoma un proyecto de vida, redescubriendo sus capacidades para poder llevarlo a efecto de la mejor manera posible".

Las viviendas gijonesas se suman así a la Red de Hogares de Cáritas en Asturias, que está compuesta en la actualidad por trece viviendas transitorias de incorporación social, tanto en la modalidad individual como para familias. Las viviendas están repartidas entre Oviedo y Gijón.

El año pasado Cáritas acompañó a 1.800 personas sin hogar, con un incremento notable de beneficiarios con problemas de salud mental.