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La batalla de la basura se libra en el Polígono

Escolares del colegio Asturias comprueban que sólo el 6% de lo que se tira en un contenedor genérico está bien depositado

Carlos Mesa, a la izquierda, comenta la actividad mientras dos operarios basculan la basura. ÁNGEL GONZÁLEZ

Protegidos por guantes, mascarillas y monos blancos con capucha, los alumnos de 5º de Primaria del colegio Montevil se zambulleron ayer entre bolsas de basura para separar residuos. De un contenedor de fracción resto, el genérico, y con el objetivo de aprender a clasificar mejor los desperdicios para reciclar, los alumnos separaron sin remilgos botellas, tetrabriks, hueveras, cáscaras de plátano, naranja y todo tipo de restos de comida.

Y descubrieron que sólo el 6,2% de los desperdicios analizados por los colegiales debería haberse echado en ese contenedor genérido para acabar en el vertedero. Por contra, el 43,75% de lo que analizaron eran residuos orgánicos, los que están destinados a depositar en el nuevo contenedor de tapa marrón que desde marzo está disponible en el Polígono mediante el uso de la tarjeta ciudadana. Otro 15,6% eran envases, el 12,5% era papel y cartón, el 12,5% eran residuos para el Punto Limpio y el 9,4% era vidrio.

"Con esta iniciativa la idea es llegar a las casas a través de los niños", defendió la gerente de Emulsa, Pilar Vázquez, presente ayer en el colegio Asturias donde se llevó a cabo la primera actividad de la campaña informativa del Proyecto piloto de recogida separada de la fracción orgánica en Pumarín. Bolsa a bolsa los escolares fueron analizando los residuos que se encontraron. Separarlos, pesarlos y redistribuirlos en los contenedores de reciclado completó su cometido en una actividad, coordinada por Dalia Monge, de la empresa de educación ambiental "Mendroyada" y que contó con tintes lúdicos. Carlos Mesa y Begoña Honrado interactuaron con los alumnos, tanto con los encargados de redistribuir los desperdicios como el resto de cursos del centro que como público disfrutaron como oyentes de una clase atípica pero instructiva acerca de proteger el medioambiente mediante el reciclaje.

"Así cuidamos la tierra y no se talan tantos árboles", proclamaba Sara Amed, de diez años. "Esto que hacemos sirve para que la basura no afecte al mundo y es bueno para la salud", analizaba por su parte Adrián Montilla, de la misma edad. Con ese espíritu, ellos seguro que reciclarán mejor que los adultos.

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