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Cuarenta años en vía muerta

El alcalde Luis Cueto propuso en 1976 al ministro de Obras Públicas, el asturiano Antonio Valdés, un proyecto ferroviario que se autofinanciaba con la venta de terrenos de Feve

Cuarenta años en vía muerta

Ya hace cuarenta años por estos días que el entonces alcalde de Gijón, Luis Cueto-Felgueroso Granda le presentó al ministro de Obras Públicas, el ingeniero asturiano Antonio Valdés y González Roldán, un ambicioso proyecto consistente en la ampliación de la entrada de la autopista "Y" por la calle de Sanz Crespo y la construcción de una sola estación de ferrocarril a la altura de la calle de San Pedro que sería ensanchada y conectada subterráneamente con la estación central de autobuses. Las obras serían financiadas con los terrenos que entonces ocupaba la estación de Feve, sin que tuviesen coste alguno ni para el Ayuntamiento ni para el Ministerio de Obras Públicas.

Conviene recordar que Gijón tenía la Estación del Norte para trenes de largo recorrido de Renfe y las de Langreo y Carreño, que se concentrarían todas las líneas de cercanías cuando fue constituida Feve, en la zona de las calles de San Crespo y Pedro Duro, además de la autopista con la que se entraba y salía directamente desde la plaza de El Humedal.

Cuarenta años después, Gijón solamente tiene desde 2011 una estación provisional de trenes -que obliga a los autobuses de ALSA a una salida en un vergonzoso recorrido por sinuosas calles, un recorrido turístico que no da precisamente una buena imagen a quienes nos visitan- sigue sin una estación para todas las líneas de autobuses y la autopista está cortada en los accesos a Gijón, tras la demolición de la estación conjunta de Renfe y Feve, lo que a juicio del urbanista Ramón Fernández Rañada fue "una salvajada".

Durante estas cuatro décadas, los gobiernos de Franco, UCD, PSOE y PP no han logrado que la ciudad demográficamente más importante de Asturias disponga de una estación intermodal céntrica que comuniquen trenes con autobuses. Y, además, el túnel del metrotrén que facilitaría la continuación de las comunicaciones férreas hacia el campus universitario, cerrado a cal y canto, con costes de mantenimiento que superan los doscientos mil euros anuales.

Un alcalde con el respaldo de Torcuato

Luis Cueto-Felgueroso Granda había sido nombrado alcalde de Gijón por su amigo Torcuato Fernández-Miranda y Hevia. En aquellos tiempos se encontraba especialmente feliz porque había logrado, a finales del mes de enero, volver a ser elegido alcalde para un periodo de nueve meses en aquel periodo de transición democrática, al ganar las elecciones indirectas ya que solamente votaban los miembros de la Corporación Municipal al líder del movimiento vecinal Manuel Hevia Carriles -el escrutinio fue de catorce votos para Luis Cueto, seis para Manuel Hevia Carriles y una papeleta en blanco- con lo que iba a intentar desarrollar una eficaz gestión en materia de comunicaciones con el valioso apoyo de Torcuato Fernández-Miranda y del ministro de Obras Públicas, Antonio Valdés y González Roldán.

El ingeniero de Caminos asturiano que fue ministro

Antonio Valdés y González Roldán es un gran desconocido para la mayoría de los asturianos. Este ingeniero de Caminos nacido en Villaviciosa en 1925 fue ministro de Obras Públicas desde 1974 a 1976 formando parte del último gobierno de Franco y del primero del rey Juan Carlos I que presidió Carlos Arias Navarro. Impulsó no solamente la modernización de tan importantes infraestructuras en Asturias, como las autopistas del Huerna y de la "Y", sino también que bajo su mandato fue construida la M-30, nuevos accesos a Galicia y el paso de Despeñaperros, además de ser responsable del trasvase Tajo-Segura y de acometer importantes ampliaciones portuarias en Barcelona, Bilbao, Valencia, Sevilla y Avilés. También admirador de Jovellanos su selecta biblioteca fue donada en agosto de 2006 a la Fundación Foro Jovellanos.

La propuesta del alcalde a Antonio Valdés

Hace cuarenta años que el alcalde de Gijón mantuvo una reunión con el ministro de Obras Públicas en la que yo estuve presente y así la reseñé: "Hay que respetar el trazado y anchura de la autopista "Y" en Gijón, por la entrada de la calle de Sanz Crespo. Si se expropia a los ajenos también hay que expropiar a los propios de la casa, en este caso Feve. Pero aquí saltó el ministro: "No hay dinero". El señor alcalde, que se había llevado muy bien aprendida la lección, dijo: "Eso no es problema. Aquí traigo un proyecto mediante el cual se autofinanciaría toda la obra que haya que hacer. A nadie le va a costar un duro. O sea que el Ministerio de Obras Públicas no va a sentir económicamente esta gran obra que va a librar a Gijón de un buen manojo de problemas y que, a la vez, va a facilitar unos servicios acordes con las directrices de la calle de Pedro Duro, que tal como mandan los cánones se convertiría en una ancha calle. Por otra parte, al desaparecer la actual Estación del Norte existiría una importante explanada que permitiría la desviación de la "Y" hacia El Natahoyo, con lo cual los vehículos que se dirijan hacia esa zona no tendrían que entrar hasta la plaza de los Mártires. Todo esto, sobre el plano del proyecto, está, sin costarle un duro ni al Ayuntamiento ni a Obras Públicas. ¿Hay o no que ir adelante con ello? Después Gijón tendría dos estaciones -una de ferrocarriles y otra de autobuses- comunicadas subterráneamente entre sí. Y esto, señores míos, es un sueño que no cuesta una peseta. Por una vez las grandes realizaciones que necesita la ciudad están al alcance de la mano. No se trata de ninguna utopía".

Uno de los mayores errores del urbanismo gijonés ha sido alejar las estaciones del centro urbano

A todas las ciudades importantes del mundo, el ferrocarril llega hasta el centro del casco urbano, dado que el soterramiento de las vías es la solución para evitar que las playas de vías dividan la comunicación entre los barrios.

No tiene justificación urbanística la decisión política de demoler la estación de Renfe y Feve de la plaza de El Humedal y alejarla del centro de la ciudad y el cuantioso gasto para la construcción de una nueva estación provisional -siempre estamos en Gijón con las provisionalidades- cortando la autopista a la altura de Sanz Crespo y provocando un auténtico caos para la salida de los autobuses y vehículos desde la plaza de El Humedal hacia Oviedo y Avilés.

Por otra parte, en contra del proyecto inicial del Ministerio de Fomento siendo su responsable Francisco Álvarez-Cascos que establecía la estación de ferrocarriles y de autobuses en el entorno de la plaza de El Humedal, con paradas en El Bibio y Cabueñes; posteriormente siendo ministro de Fomento, José Blanco, presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces y alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso, la máquina tuneladora estuvo parada siete meses para cambiar el trayecto previsto inicialmente hasta la plaza de El Humedal y desviarlo hasta la zona donde se encuentra el Museo del Ferrocarril.

De aquellos polvos vienen los actuales lodos "políticos" en el Ayuntamiento de Gijón, pero algunos concejales parece querer estar ciegos sobre quienes han sido los responsables del desaguisado urbanístico que, por desgracia, ya no tiene marcha atrás porque el túnel metrotrén finaliza al lado del Museo del Ferrocarril y ya no hay motivo de discusión válido sobre otras utópicas ubicaciones.

Corolario a modo de reflexión

A finales de enero de 1976, el alcalde Luis Cueto-Felgueroso me llamó a su despacho y me dijo:-Estoy muy preocupado por la llegada de la autopista porque me van a crear un gran atasco en la plaza de los Mártires.

-Diantres, alcalde -le contesté- no hay motivo de preocupación, ya que no van a entrar más coches por Sanz Crespo que los que acceden a la ciudad actualmente por Fernández Ladreda.

Tres décadas después, las privilegiadas meninges que gobernaban el Ayuntamiento de Gijón, lo resolvieron por la brava: cortaron la autopista y aquí paz y después gloria.

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