El Registro de Asociaciones ha accedido a cancelar la inscripción del Centro Asturiano de La Habana, algo a lo que se había opuesto hasta ahora. La directiva del Grupo, ahora saliente, argumentaba que esa negativa del registro impedía que la fusión tuviese efecto. Sin embargo, el organismo, dependiente del Principado, ha cambiado de opinión después de una petición formulada por Marco Antonio Tuñón, último presidente del la entidad de Mareo.

La resolución dictada por el Registro de Asociaciones acuerda la baja "de forma provisional", a la espera de que el Registro de Entidades Deportivas, al que pertenece el Grupo Covadonga, acuerde inscribir la fusión, algo que también ha solicitado Tuñón.

Desde la Asociación de Antiguos Socios del Centro Asturiano afirman que "con dicha resolución se da por cerrado el proceso de fusión entre ambas entidades, pues con independencia de lo que diga el Tribunal Supremo, respecto de la nulidad de la condición registral impuesta, lo cierto es que los impedimentos alegados por el Grupo -inscripción de la baja del Centro e inscripción en los Registros de la Propiedad- ya no existen, al haberse cumplido ambos".

Tuñón comunicó ayer esta resolución a los integrantes de la asociación (que tiene 700 inscritos) en una asamblea con 198 asistentes. En la misma quedó claro que el colectivo está dispuesto a demandar daños y perjuicios por la demora en ser aceptados como grupistas, pero posponen el ejercicio de estas acciones hasta que el proceso iniciado se consume. De momento el Grupo les ha aceptado de forma "cautelar" hasta que el Supremo dirima sobre los procesos abiertos en torno a la fusión. La asociación espera, primero, culminar su integración en la entidad grupista, y que la entidad de Las Mestas acoja a los trabajadores del Centro, que "están en un limbo laboral", y abra sus instalaciones de Mareo y Begoña.

Algunos de los inscritos en la asociación preguntaron si había opciones de que el Grupo revirtiese la fusión en los procesos judiciales todavía abiertos, algo que negó el abogado del colectivo, para quien "esperar a las sentencias del Supremo sirve sólo para estirar el chicle".