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El 30 por ciento de las fiebres infantiles sin foco se curan sin saber a qué se deben

El pediatra José Luis Matesanz recomienda, antes de ir al médico, una vigilancia de los síntomas en casa

José Luis Matesanz, en el Club. MARCOS LEÓN

En cuanto sube el mercurio, los padres salen pitando. Y generalmente no hace falta. El pediatra jubilado José Luis Matesanz, quien fuera responsable del servicio de Pediatría del Hospital de Cabueñes, ofreció ayer en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón una charla para tratar de dar pistas a padres, abuelos y cuidadores de niños cuando se encuentren ante las dos causas más frecuentes de consulta: la fiebre y la tos. Y en los dos casos el mensaje es claro: en principio, y salvo alertas claras de gravedad, lo que ha de primar ha de ser la calma.

En primer lugar, porque en ambos casos, el de la fiebre y el de la tos, se trata de "mecanismos de defensa". Y por lo tanto, dentro de la normalidad. En el caso de la fiebre, se trata de la manifestación de enfermedad más común en los niños. Y la tendencia hoy en día es la de salir pitando al médico en cuanto la temperatura corporal de los niños supera los 37 grados. De hecho "el 30 por ciento de las consultas de fiebre leve llevan menos de seis horas de evolución", apuntó el doctor en su ponencia. Y es en esos estadios tan tempranos cuando más complejo resulta discernir si se trata de algo grave o mucho más leve. Generalmente se da el segundo caso, indicó Matesanz, por lo que la fiebre se puede manejar desde casa sin necesidad de acudir al pediatra.

El facultativo ofreció algunas claves para que padres y abuelos tengan no obstante criterios de valoración. Entre ellos entra en juego la edad del niño, porque cuanto más pequeño sea, más se debe vigilar la temperatura. Con un seguimiento de variables como "el aspecto de la piel, el llanto, el nivel de alerta, las ganas de comer o de jugar", enumeró el doctor, se puede valorar el estado del pequeño, y si el estado en general es bueno, no sería necesario consultar aunque el foco de la fiebre sea desconocido y la temperatura más alta de 38 o 39 grados. Si dura más de ocho días "sí de se debe consultar", recuerda el médico, y si aparecen manchas en la piel debe ser motivo de alarma. Pero en general, con un estado normal del niño la mayoría de las fiebres obedecen a infecciones comunes. Como recomendación: "paracetamol, ibuprofeno, quitar abrigo y ofrecer líquidos". Quedan prohibidas las friegas con alcohol por riesgo de intoxicación etílica, que puede llegar a ocurrir. Y sobre todo, calma, porque "el 30 por ciento de las fiebres sin foco se curan sin llegar a saber a qué se debían".

Y algo parecido ocurre en el caso de la tos, como expuso el doctor. Los padres deben vigilar qué tipo de tos presenta el niño, sin que exceda de las tres semanas de duración y controlando si se trata de una infección de las vías respiratorias altas o bajas, que precisarían de tratamiento y serían más graves. Aunque no resulta fácil de determinar, se puede tener en cuenta una pista: "la frecuencia de las respiraciones por minuto".

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