La segunda sesión del juicio contra el pastor evangélico de Villaviciosa acusado de abusar sexualmente de dos menores de edad no sirvió para que el reo modificara ayer un ápice sus argumentos. El procesado, que hace frente a 22 años de prisión, se mantuvo firme defendiendo su inocencia ante el tribunal aunque, eso sí, reconoció que en ocasiones hacía cosquillas a las menores y que se le pudo "ir la mano". A pesar de todo su abogado pide su libre absolución.

"Los psicólogos llamados al proceso judicial han dicho que una de las niñas denunciantes tiene personalidad inmadura y la otra está enamorada, por lo que sus testimonios no pueden ser tenidos en cuenta", relató una vez que el juicio quedó visto para sentencia el abogado del acusado, José Antonio Rivero. El letrado aseguró que su cliente se mantiene "tranquilo" pese a las graves acusaciones que pesan contra él. "Pase lo que pase con el fallo ya anuncio que vamos a recurrir buscando su libre absolución", argumentó ayer el letrado. La Fiscalía y la acusación particular ejercida por la abogada que representa a las dos menores, Ana María González, mantuvo ayer la petición de condena para el reo, que debe afrontar -además de los 22 años de privación de libertad-, el pago de los más de 45.000 euros de indemnizaciones que podrían recibir los familiares de las dos niñas denunciantes.

El representante del ministerio público asegura que los hechos sobre los que ahora tiene que decidir la Audiencia Provincial de Asturias tuvieron lugar cuando las niñas tenían 8 y 14 años. Fue entonces cuando, según la fiscalía asturiana, C. F. R., natural de Cangas de Narcea de 55 años y vecino de Villaviciosa, sometió a las menores a abusos sexuales. La mayor quedó embarazada fruto de estas prácticas no consentidas. Pese a que C. F. R. no quiso reconocer la paternidad del niño, ésta quedó acreditada por una prueba biológica. De hecho, esta circunstancia cambió la versión del acusado. El supuesto pastor evangélico -al que los religiosos asturianos no reconocen como tal por no estar ordenado-, negó en un primer momento los hechos pero luego sostuvo que las relaciones con la mayor de las víctimas habían sido consentidas. La Fiscalía asegura que el reo cometió los abusos "prevaliéndose de su cargo religioso, de la edad de las víctimas y de que las mismas pernoctaban en las viviendas" del acusado.

El representante del ministerio público relata que la pequeña de las víctimas sufrió "numerosos tocamientos por encima y debajo de la ropa".