En principio, Araceli Fernández Palacio es una luchadora. Casada desde muy joven, de cuyo matrimonio fallido le quedaron dos hijas y ninguna compensación económica, se vio obligada a trabajar muy duramente para sobrevivir. Hoy se siente satisfecha, no mira hacia atrás con ira y ha sido capaz de llevar adelante un proyecto que enriquece el patrimonio cultural del Principado.
Dotada de una hermosa voz, que maneja con muy buen gusto, a través de ella creo que ha encontrado su liberación personal. Usando una mano como sordina, me dedicó una tonada asturiana que escuché sorprendida por su calidad. Y en consecuencia no me explico por qué Araceli Fernández no es una estrella en el panorama artístico asturiano.
-¿Dígame, usted quién es?
-Nací en Tudela Veguín, menor de dos hermanos. Vivo en Gijón desde hace doce años, y aquí pienso quedarme para siempre, me encanta la ciudad. Soy una humilde trabajadora, amante de la legalidad y la honradez, capaz de valorar a los buenos amigos. Y a los buenos cantantes. Me costó mucho salir adelante en la vida, pero ahora, dentro de lo que cabe soy feliz.
-¿De pequeña qué quería ser?
-Cantante, siempre. Empecé a cantar a los cuatro años canción española, y a los nueve gané el primer concurso. Luego fui la vocalista de varias orquestas, y a los 28 años empecé a cantar tonadas en todos los concursos que se celebraban en Asturias, logrando, a lo largo de mi carrera, 34 primeros premios. En 2005 gané el concurso "Campeón de Campeones", y en ese momento me corté la coleta.
-¿Ha tenido alguna formación?
-Sí, estudié música con el profesor Alfonso Ordieres, en Oviedo.
-¿Cómo surge la Asociación Cultural de la Canción Asturiana?
-Unos cuantos amigos, cantantes, tuvimos la ilusión de crear una entidad asociativa. Al principio no fue fácil, surgían discrepancias pero poco a poco logramos poner paz y orden. Nuestro objetivo era el de propagar la cultura asturiana, incluso fuera de Asturias.
-¿Lograron tener demanda de trabajo?
-Sí, pero no de una manera constante. Nos llaman para fiestas y llevamos nuestros gaiteros y tamborileros, monologuistas, y cantantes de tonadas y de música popular.
-¿Cuántos miembros en total constituyen la Asociación?
-Somos 27 socios, pero contando los colaboradores que nos ayudan llegamos a 60 personas. Nuestra asociación está debidamente registrada en el Principado de Asturias, en la Consejería de Cultura y en los Ayuntamientos.
-¿Cree que la tonada pasa por un buen momento?
-No, hay muchos cantantes y escasa calidad. Se sube gente al escenario que no está preparada para hacerlo. Y veo programas en televisión y concursos de tonada que no dicen nada, que sólo sirven para que la gente se aburra.
-¿Qué proyectos contempla actualmente la Asociación?
-No es fácil hacer un programa; hay muchos intereses creados. Últimamente fuimos a hablar con la SOF (Sociedad Ovetense de Festejos) para que contaran con nosotros para las fiestas de la Ascensión, y nos dieron largas negándose a recibirnos. Al enterarnos de que habían contratado a todos los integrantes de otra asociación, nos presentamos en la sede de la SOF para preguntar por este proceder. Su respuesta fue decirnos que estábamos mal informados, que ellos no tenían exclusividad con nadie. Cuál sería mi sorpresa que a los pocos días me llama un tal Fernando, de la SOF, para pedirme los datos fiscales necesarios para hacer la factura. Le dije que estaba en un error, que nosotros éramos los rechazados, no la AIC contratada. Comprobamos que hay discriminación y que no se dan a todos las mismas oportunidades que proclaman.
-¿Cuál es el motivo de que usted dejara de cantar, acaso su voz ha perdido facultades?
-No, la conservo bien, pero en la vida hay etapas y creo que hay un momento para despedirse. En casa canto todos los días e incluso toco la guitarra.
-¿A quién admira?
-Sentí devoción por mi madre. Una mujer guapa, trabajadora, con una voz preciosa. Cantaba muy bien.
-¿Quién ha sido su maestro?
-En mi caso Margarita Blanco, una gran cantante.
-¿A quién le cantaría las cuarenta?
-A todos estos tramposos sociales que nos quieren vender una burra coja y enferma, dándola por buena.
-Está usted algo resentida, ¿por qué?
-Estamos luchando por la cultura asturiana, con rigor y calidad, y vemos que nadie nos apoya, sino que incluso nos ponen clavos en el camino.
-¿Es una idealista?
-Sí, me gusta mi tierra, nuestra música, nuestro folclore, y me apena que esté manejada por personas incompetentes.
-¿Cómo secretaria de la Asociación de Cultural de la Canción Asturiana qué ambiciona?
-Que sigamos haciendo las cosas bien, siendo una familia bien avenida. El próximo 21 de mayo participaremos en el homenaje a "Manolo el barberu", una persona maravillosa, buen cantante y excelente compañero.
-¿Dónde se celebrará?
-En Casa Celesto, en Vega de Anzo. Pensamos montar un buen espectáculo. Contamos con una gran participación y personalmente estoy muy ilusionada porque el hombre se lo merece.
-¿Cantará usted?
-Sí, varios temas populares.
-¿Cuál es su titulo preferido?
-"Cada vez que voy a Panes", es una tonada compuesta por Pepe Noval, un excelente músico.
-¿Nunca ha interpretado cante flamenco? Creo que tiene connotaciones con la tonada.
-Sí, es cierto, y me encanta. Suelo hacerlo en reuniones de amigos.
-¿Cómo se sostiene la asociación?
-No tenemos ninguna subvención, pero nos vamos arreglando con las actuaciones.
-¿Cree que la Administración vela por nuestro folclore?
-Nada. No hay ninguna promoción. Y contamos con grandes músicos; ellos tendrían que enseñar a la gente a cantar y vocalizar.
