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El arte de la genética

La gijonesa Irma Álvarez-Laviada, de familia de artistas, consigue una de las ocho becas de la Fundación Botín entre 703 candidatos

La artista Irma Álvarez-Laviada, en su domicilio en Gijón. JUAN PLAZA

Iván GARCÍA

"Preparar un proyecto libre, sin ninguna restricción". Son los únicos requisitos que le exigieron a la gijonesa Irma Álvarez - Laviada (Gijón, 1978, para preparar el proyecto "Reversibilidad y Utopía" con el que ha sido premiada con la beca internacional de Artes Plásticas que entrega la Fundación Botín. Una beca que ha sido concedida a ocho de las 703 candidaturas de 53 países diferentes que se habían presentado; siete de los agraciados son españoles y uno de ellos es Irma, que se enteró de la noticia por una llamada de Begoña Guerrica -la directora de operaciones de la fundación- el miércoles pasado mientras iba en coche.

La ayuda, de 23.000 euros, le servirá para financiar su trabajo en España. Tiene previsto comenzar la tarea en diciembre de este año y acabarlo el siguiente. Es una de las directrices con las que se concede esta subvención, que es temporalmente supervisada por comisarios de la fundación para asegurarse de que se cumplen los plazos marcados y cuya exposición definitiva será en Santander a finales del curso que viene, o ya en 2018.

Es la última propuesta que saldrá a la luz de la artista gijonesa, que en noviembre cumplirá 38 años. Hija de pintor, se puede decir de ella que la vocación la lleva en los genes: su tío abuelo, Manuel Álvarez-Laviada, (1894-1958) uno de los mejores escultores de su época, es autor de obras tan destacadas en Gijón como el monumento a los heroes del Simancas, o los dedicado a Fleming y a Evaristo Valle. Tras estudiar en la Laboral y hacer el bachillerato de Artes Plásticas en Oviedo, decidió continuar con sus estudios en Vigo, donde a su entender se enseñaba "una formación más conceptual del arte" en detrimento del factor técnico que primaba en otras facultades. Desde que acabó su formación en la ciudad pontevedresa, allá por 2001, no ha dejado de hacer trabajos, exposiciones y dedicarse "en vida y alma" al mundo del arte. Actualmente vive en Madrid, donde pasa la mayor parte del año. En Gijón sólo pasa cortas temporadas, las que le permite su apretada agenda. La misma que le indica que hoy estará en la Galería Fernando Pradilla de Madrid.

No esconde su decepción al ver cómo los artistas son ninguneados en ocasiones por las autoridades. En ese sentido, siente envidia de países como Francia en los que hay una tradición y cultura de arte que "aquí no tenemos". A su entender "en España se hacen esfuerzos por cuidar el patrimonio que existe, pero se trabaja poco en crear patrimonio nuevo".

El 9 de octubre tiene prevista una exposición en el antiguo Instituto Jovellanos, el mismo escenario en el que hizo su estreno como artista en 2002. Una carrera artística que comenzó hace 14 años y a la que aún le queda "pincel" para rato. Porque el mejor proyecto, como ella dice, siempre está por venir.

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