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CLUB LA NUEVA ESPAÑA de Gijón

"Una tormenta pondría en riesgo las balsas de La Camocha", alerta el geólogo Pepe Areces

Las asociaciones de vecinos de la zona de la mina piden indemnizaciones como las que recibieron en Gillón (Cangas del Narcea)

"Una tormenta pondría en riesgo las balsas de La Camocha", alerta el geólogo Pepe Areces

El geólogo José Luis Areces, que entre 1985 y 2004 formó parte de la plantilla de Mina La Camocha, dibujó ayer un escenario sombrío sobre las consecuencias del cierre de la explotación minera desde el punto de vista hidrogeológico. Areces, cuya charla sirvió de apertura a la sexta temporada del Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, estuvo acompañada por el presidente de la asociación de vecinos San Emiliano, de Vega, Xuan Pandiella; y Herminio Torre, que preside la entidad vecinal de Vega-La Camocha y trabajó como minero.

Sin pretender ser alarmista, el geólogo, uno de los mejores conocedores de la historia de la célebre mina y estudioso de los acuíferos de la zona, explicó que la explotación "se está inundando desde su cierre". Y recomendó la realización de "controles serios" para evitar que las aguas "recuperen el nivel piezométrico inicial", es decir, el nivel de agua que se observa en un acuífero confinado, como es el que se encuentra bajo algunas capas de la mina.

Areces alertó también del "problema latente" de las escombreras y de las balsas de decantación. Si no se hace mantenimiento alguno en la explotación, como ocurre en la actualidad tras varios años de cierre, "si llega una importante avenida de agua, como una tormenta, las aguas van a ir a las balsas, que tenían un cierre o dique de tres metros de ancho y un metro de alturas. Si esas aguas de escorrentía sobrepasan ese muro, lo destrozan en cinco minutos y tendríamos prados cercanos anegados de lodos. Y no hay que olvidar que hay millones de toneladas de lodo", explicó el geólogo ante un auditorio de exmineros y representantes del movimiento vecinal de Vega y La Camocha.

Areces, que fue calificado por Herminio Torre, como "el gran zahorí de la geología", añadió que de ocurrir esta eventualidad nada descartable, los lodos "irían a parar al arroyo Lantero, que desemboca en el río Piles, que a su vez ya sabemos dónde desemboca, en la playa de San Lorenzo".

A preguntas de los asistentes, el conferenciante defendió la rentabilidad de Mina La Camocha. "Cuando yo marché, las reservas del yacimiento, es decir, las toneladas que se pueden sacar, eran de 30 millones de toneladas, lo que al nivel de explotación que había al cierre garantizaban trescientos años".

Las asociaciones de vecinos de la Vega y La Camocha denuncian que distintos informes geológicos concluyen "la existencia de riesgos importantes para las edificaciones" tras detectarse, en los años noventa, "fenómenos de subsidencia minera claramente perceptibles, en forma de pequeños temblores y de grietas en edificios y en el suelo", en palabras de Xuan Pandiella Sánchez, presidente del colectivo vecinal San Emiliano, de Vega. Pandiella añadió que la forma en que se llevó a cabo el cierre de la mina" más bien expoliada y abandonada que cerrada, añade más incertidumbre a esta problemática".

Las parroquias de la zona, a las que se añaden Granda, Huerces y Leorio piden el mismo tratamiento que recibieron los vecinos de Gillón, en Cangas del Narcea, que fueron indemnizados por el Principado por los daños causados por la actividad minera.

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