Dos extremos muy diferentes dentro del género tan amplio que es la música pop se tocaron ayer en Gijón. Y lo hicieron en un escenario tan peculiar como la iglesia de la Universidad Laboral, reconvertida en un gran bar con actuación musical en directo y con una ambientación luminosa de color rojo ideada para la ocasión. El templo desacralizado sirvió así para consagrar ayer una fiesta de la música en directo que trató de unir las dispares voces de Antonio Orozco e Iván Ferreiro.

Y, como preludio, una buena ración de humor regional. Nadie mejor para ello que el actor y humorista mierense Alberto Rodríguez, que repitió tres veces su entrada al escenario porque los aplausos del público no eran suficientes. Resultó perfecto para abrir boca: unas cuantas palabras en asturiano y el humor tan ajustado a la idiosincrasia regional que representa Alberto Rodríguez. Buena forma de entrar en faena antes de que saltasen a escena los protagonistas de la noche.

Primero lo hizo uno de ellos en solitario. Le tocó abrir el espectáculo musical a Antonio Orozco, aunque al público ya lo había calentado Alberto Rodríguez. Orozco no ocultó cierta tristeza en su semblante, y lo explicó después: está "muy afectado" porque "se ha ido un ser muy querido que siempre me acompañaba en los directos". Hacía mención así a su productor Xavi Pérez, fallecido hace escasos días. Un acicate para que Orozco aumentase la dosis de sentimiento que pone en sus interpretaciones. Empezó con "Podría ser", tema que encadenó con uno de sus grandes éxitos: "Devuélveme la vida", al que le siguió "Estoy hecho de pedacitos de ti". Tras pasar por "Mi héroe" apareció el otro protagonista de la noche.

Iván Ferreiro, ex de "Los Piratas", le puso un tinte más indie al espectáculo. Nada más entrar en escena interpretó una canción a dúo: "Soldado 229", del artista barcelonés. Tras la misma se quedó el gallego para continuar el show con sus canciones, ya sin Orozco. Comenzó con "El tiempo circular" y luego llegó "Farsante". No se olvidó de interpretar temas de su último trabajo, "CASA", sacado a la venta en el pasado mes de octubre.

Pudo disfrutar el público del concierto -uno de los organizados dentro del proyecto "Cómplices de Mahou"- sentado y tomándose una cerveza. Una situación privilegiada para degustar el curioso maridaje entre el pop de sentidas baladas que representa Antonio Orozco, más propio de la escuela de Alejandro Sanz, y el pop más indie de Iván Ferreiro. Y todo ello en una esfera de gran intimidad, bajo la imponente cúpula de la iglesia de la Laboral.