Pasaban las doce de la mañana cuando el carrusel clásico colocado en el Paseo de Begoña ponía en marcha sus engranajes para dar la primera vuelta del Día de Reyes. A lomos de uno de sus caballos, la pequeña Claudia García, de 3 años, y junto a ella su inseparable muñeca Elsa, regalo de Sus Majestades, ambas con una sonrisa infinita en sus caras.

A escasos metros, Guillermo Lillo, de 4 años, quien aparcó el patinete que los Reyes Magos le trajeron esta noche, pero no el casco que lo acompañaba, "por si a caso". "Me lo pasé genial", afirmaba tras el recorrido, "fui muy bueno", aseguraba, tanto que, además del monopatín, Sus Majestades dejaron en su casa "un piano, que ya se tocarlo", afirmaba orgulloso.

En la pista de fútbol de Begoña, un partido improvisado. El balón pertenecía a Miguel Fuentes, de 7 años, "regalo de Papá Noel", que completaron los Reyes Magos con "las botas de Messi", que seguro que le ayudarán a seguir engrosando sus guarismos goleadores en su equipo, La Camocha, y eso que "ya llevo más de 30". Ahí es nada.

A su hermana Gabriela, de un año menos, Sus Majestades la obsequiaron con "un perro que hace caca y un móvil", su regalo más apreciado.

Pero antes de bajar a estrenar los presentes que Sus Majestades les dejaron, seguro que todos ellos completaron otra de las tradiciones más manidas: desayunar el roscón de Reyes. Tradicional, de hojaldre, sin relleno, con nata, con crema pastelera, o cualquier otra de la multitud de variedades que se pueden encontrar.

"Nosotros llevamos haciendo el mismo roscón desde 1921, con una receta que pasó de padres a hijos durante tres generaciones", aseveraba Marisé Castaño, de la Confitería La Playa, de hecho "desde el día 3 de enero únicamente elaboramos roscones, clásicos y rellenos de almendra".

Para Fernando Balbona, de la confitería del mismo nombre, "la clave de un buen roscón es una buena levadura madre, mimar la masa, un buen reposo y utilizar productos naturales y de calidad", la fórmula que les ha llevado a vender miles de ellos, en un obrador que trabaja 24 horas al día. "Lejos de perderse, la tradición crece cada año", apostillaba Balbona.

"La gente suele comer el roscón el día de Reyes para desayunar, los que los compran hoy (por ayer) son los despistados o los que repiten", enfatizaba Carmen Fuego, de la confitería Danas, que innova ofreciendo un minirroscón de ración, para que "las personas que viven solas también puedan disfrutarlo".

Y es que, como aseveraba Castaño, "unas Navidades sin roscón no son lo mismo".