"Es necesario que la gente acuda a los sindicatos antes de estar en situaciones límite, para evitar que tengan que visitar a un psiquiatra". Ésta es a la conclusión a la que llegaron en la tarde de ayer Héctor González, secretario de organización de la CNT, y el psiquiatra Guillermo Rendueles en una mesa redonda enmarcada en la XXI Semana Aula Popular José Luis García Rúa, que se celebró en el salón de actos del Centro de Cultura Antiguo Instituto y que colgó el cartel de "aforo completo".

Para Rendueles, "el Estado y la sociedad han logrado conseguir que tengamos necesidades artificiales, meramente materiales, dictaminadas por la envidia hacia el prójimo, y que con todo ello olvidemos las necesidades reales", una máxima que, afirmó el psiquiatra, "es la fuente de gran parte de nuestros males, al crearnos falsas necesidades determinadas por esos mandatos sociales".

"¿Somos nuestros dueños?", se llegó a preguntar Rendueles, "vivimos en un estado de malestar, en el que la mayoría de la gente no es feliz", de tal manera que lo que realmente necesitan no es un psicólogo, "sino mucho más, ya que estos, en muchos casos, no cubren las necesidades, sino que las encubren".

Una vez realizada esta valoración previa, Rendueles acometió el tema central de la ponencia: el sindicalismo. Para el psiquiatra, "la clase obrera tradicional ha perdido la partida", por lo que "hemos pasado del proletariado al precariado". Precisamente por ello, Rendueles apuntó que "los sindicatos han variado su significado a lo largo del tiempo", pasando de "una estructura de refugio en los primeros años del capitalismo", a "una institución que daba identidad y orgullo a las masas" para llegar a la situación actual, en la que "el capitalismo ya no sólo tiene que ver con mercancías, sino que ha llegado a conquistar la psique de las personas".

Tras Rendueles, fue González quien tomó la palabra para afirmar que "la gente que llega a los sindicatos lo hace con problemas muy serios, todos ellos derivados de su vida laboral".

Por ello, González estima que "se necesitan los sindicatos para que a la gente se le trate con respeto, como merece, sin insultos ni vejaciones", así como para "defender sus derechos y denunciar a aquellos que les hacen llegar a esas situaciones". Pero, afirmó el sindicalista, todo ello ha de hacerse "con una firme intencionalidad" que no puede ser otra que la de "transformar la sociedad". Es decir, trabajar en pro del bienestar social.