La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Miguel Rivas Díez | Interiorista

"La decoración no invita a la disciplina y la originalidad no sigue patrones"

"Los espacios atiborrados de cosas son de muy mal gusto, siempre conviene considerar que menos es más"

Miguel Rivas. ÁNGEL GONZÁLEZ

Reina dichoso en su flamante local. Una instalación a pie de calle, diáfana, de estilo muy neoyorquino, espectacular por su originalidad y la sencillez de sus elementos. Pese a su juventud, Miguel Rivas Díez, 36 años, cuenta con una larga experiencia que ha visto coronada por la inauguración de su nuevo estudio en el número 9 de la calle La Playa, Niwa. Era su sueño. Un sitio agradable, donde exponer sus ideas más elementales. Todo lo explica con naturalidad, es ameno, buen conversador, alto y guapo. El café para otro día.

- Dígame que más es usted.

-Nací en Gijón, en octubre de 1980, libra. Me considero una persona sociable, trabajadora, pero la gente de mi sector no solemos ser ordenados, más bien anárquicos y poco cuadriculados; la decoración no invita a la disciplina. Es como si estuviéramos sobre un escenario y en consecuencia llamamos la atención, la originalidad no sigue patrones. Estoy felizmente casado y tengo un hijo de un año.

- ¿En su infancia a qué jugaba?

-A todo; hice tenis, atletismo, equitación, vela... Pero mi preferencia era la equitación ya que me gustan mucho los animales.

- ¿Cómo ha sido su formación?

-Después de hacer el Bachiller me fui a Madrid para formarme en una escuela privada de Interiorismo. Después saqué el título de Dirección de Obra y me puse a trabajar con mi madre, que era decoradora. Ella era partidaria del sistema de los judíos, por el cual los hijos tienen que buscarse la vida por ellos mismos, aunque luego retornen al negocio familiar. De manera que empecé esta profesión con ella, pero enseguida quise independizarme.

- ¿Qué significa el nombre de su empresa, Niwa?

-Es una voz japonesa que significa "jardín interior". Yo he pretendido simular un jardín urbano, con plantas y pájaros.

- ¿Cómo es el español a la hora de decorar?

-En general saben muy bien lo que quieren, pero ignoran cómo desarrollar sus ideas, y es ahí donde requieren la ayuda del profesional.

- ¿Usted cree? Yo he visto casas en las que meten muebles y nada más.

-Sí, es cierto. Esas personas no necesitan más, y en ellas se funda el gran negocio de los muebles. Pero el que busca lograr un entorno bonito y acogedor recurre a nosotros. Los otros compran y no le dan más vueltas, pero los interioristas estamos para ayudar a las personas que quieren belleza.

- ¿Le deprimen las flores de plástico?

-No necesariamente. Depende de su calidad. Hay cosas de plástico muy bien hechas que cumplen su cometido perfectamente.

- ¿Cuál es el colmo de la cursilería respecto a un interior?

-Los colores estridentes; a mí me gustan los tonos suaves, como los grises, los tierra... Y la acumulación de elementos es de muy mal gusto; espacios atiborrados de cosas que casi no se puede uno mover sin tropezar. Siempre conviene considerar que menos es más.

- ¿Quién es su decorador de referencia?

-En el ámbito asturiano admiro a Chus Quirós y en el internacional a Patricia Urquiola.

- ¿Por dónde se inclina la moda actual?

-Se lleva mucho el estilo ecléctico, que supone una mezcla de estilos, con un toque étnico. Y se huye de las ideas monocromáticas; hay que romper el conjunto. Se tiende hacia las combinaciones y a la recuperación de objetos antiguos.

- Hace años hubo una fiebre por conseguir antigüedades...

-Ha vuelto. Son tesoros, obras de arte, como un cuadro. Pero abundan más las personas que compran un cuadro que una antigüedad. El cuadro es una pieza única, mientras que el mueble...

- Parece que ya no se llevan los papeles.

-Han regresado con mucha fuerza, pero de otro modo. Es decir, ya no se empapela toda la habitación, como antes, sino una pared o un lugar puntual. Hoy hay papeles preciosos y carísimos.

- ¿Cortinas o estores?

-Depende del espacio, pero mejor un estor. Aunque unas buenas caídas siguen teniendo su sitio, dan empaque a un salón o al privado de un restaurante.

- ¿Ikea marca tendencia?

-No, lo que marca es la necesidad de la gente y los precios cumplen una función. Yo tengo cosas de Ikea en casa, y sirven para lo que sirven. Y ha cubierto un espacio necesario, pero tiene un límite, no se le puede pedir más. Ikea está basado en una necesidad social.

- ¿De qué se siente orgulloso?

-De este estudio, Niwa, es la consecuencia de muchos años de trabajo. Deseaba tenerlo a pie de calle y lo he conseguido.

- ¿Qué sueño le queda por realizar?

-Hacer los proyectos que nunca hice. He diseñado oficinas, peluquerías, clínicas, estaciones de servicio, cafeterías, restaurantes, y muchas casas, pero me falta hacer un hotel. Ése es mi sueño, un hotel.

- ¿Qué país va en vanguardia del interiorismo?

-Italia sigue siendo el referente mundial. El tema nórdico se lleva, pero pasará porque no innovan. Pero Italia, por su cultura, su creatividad, sigue en cabeza, aunque todo el mundo tenga buenos profesionales.

- ¿Cuál es su color preferido?

-El azul. El azul marino me encanta, y el blanco, los grises...

- ¿Se ha muerto el estilo inglés?

-No, está empujando de nuevo; es bello, equilibrado y elegante. Como la ropa negra.

- ¿Qué rechaza?

-Los temas industriales, es decir, utilizar en la decoración piezas de una máquina, hierros, herramientas, poleas... Se ha llevado mucho, pero no son elementos propios de una casa.

- ¿Cómo es la suya?

-Vivo en la calle Uría y mi casa por dentro es bastante étnica. Tengo una ventana india, un tul paquistaní, alfombras turcas... Y el cabecero de mi dormitorio es la reproducción en tela de un cojín con una fotografía de una chica nepalí; queda precioso.

- ¿Sus hobbies?

-La naturaleza. Tengo un perro y me gusta pasear con él, preferiblemente por la montaña. Y la bicicleta.

Compartir el artículo

stats