El cirujano vascular Enric Roche lleva años prestando especial atención al tratamiento de la enfermedad venosa crónica, y dentro de ella a la solución de las varices, tanto desde el ámbito de la sanidad pública -donde tuvo, en Cataluña, puestos de responsabilidad- como de la privada. Convertido en una voz autorizada, estos días participó en el congreso de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular que ayer se clausuró en la Feria.

Y en Gijón quiso defender el planteamiento de que "todas las varices, sean un problema estético o un problema clínico, deberían tener como posibilidad un tratamiento quirúrgico dado que las nuevas técnicas son mínimamente invasivas, tienen altísimo grado de satisfacción y mínimas complicaciones. Todo el avance que ha habido en los últimos años en la especialidad, con la posibilidad que tenemos de abordar los problemas de los vasos -venosos o arteriales- desde el vaso y no desde fuera como hacíamos antes, han ido en la dirección de facilitar y mejorar el resultado de las operaciones de varices. Y eso no lo podemos ignorar ni los médicos ni los pacientes", comentó.

Roche, pese a haber defendido un Gijón "una postura un poco al límite, para forzar el debate", sí que considera que en la actualidad "hay tantos instrumentos, técnicas y procedimientos tan poco agresivos, con resultado tan bueno, que hay muy pocos pacientes a los que yo recomiendo no operarse de varices".

Asegura que ya ni el límite de edad, ni de peso, son freno para unas intervenciones "que en nada se parecen a lo que se hacía antes. El cambio es abismal y aunque en España aún se trabaja en una línea conservadora, lo que viene de los países más punteros es aún mejor". Recuerda que "empecé teniendo a mis pacientes operados durante una semana ingresados en el hospital, en cama"; en la actualidad esa forma de abordaje no se contempla. "La mayoría de pacientes se debería poder operar de forma ambulatoria, sin ingreso, haciendo que el paciente se incorpore a su actividad física casi de forma inmediata. Y en los mejores países, hasta las técnicas se hacen en las consultas, sin llevar a quirófano a los pacientes".

Lo que no ha cambiado es, como bien explicó el doctor Roche, que a los pacientes con insuficiencia venosa crónica -que es la incapacidad de las venas para realizar el adecuado retorno de la sangre al corazón, lo que provoca acumulación en las piernas, con diferentes síntomas y problemas, uno de los cuales son las varices- "hay que decirles que la suya es una enfermedad muy prevalente, crónica y progresiva, que aunque es poco grave, siempre va a peor". Del peso que tiene este problema en la sanidad habla el que "es el tercer motivo de consulta general en la Primaria, ya sea por dolor de piernas, hinchazón, venas dilatadas...", reseñó.

Sin cura para la insuficiencia venosa crónica, la consulta con el especialista busca "controlar que la situación no derive en riesgo potencial. Lo que podemos hacer es tratar la evolución de la enfermedad". Y las líneas de tratamiento pasan obligatoriamente por consejos de vida saludable: la terapia compresiva "pero no de unas medias cualquiera, sino de unas realmente validadas con efecto de compresión decreciente y adecuada a la persona"; para seguir con el control de peso y ejercicio -también con la media de compresión puesta-; en segundo nivel están los tónicos o fármacos venosos y al final la línea intervencionista cuando se trata de varices.