La fórmula de las "boybands" siempre estuvo hecha para funcionar más que para durar. Chavales guapos, con letras románticas y fáciles, bailables y que conecten con el público. Sencillo y efectivo, aunque también muy caro. Pero que la popularidad cuesta, no es algo nuevo dentro del mundo de la música comercial. Los colombianos "Morat" son, sin embargo, fruto de un golpe de suerte en forma de colaboración con una de las divas del pop latino. Tras aquel "Eres mi nuevo vicio" junto a Paulina Rubio, una verdadera lluvia de fans comenzó a caer con fuerza sobre el grupo.

Sin embargo, "Morat" no son una "boyband" más. Tienen algo fresco, un sonido muy veraniego y el nivel de empalague de sus canciones no les quita el mérito de ser unos buenos músicos. Además, saben muy bien lo que hacen y cómo atraer a la gente, como se pudo ver en el concierto que ofrecieron el domingo en la playa de Poniente.

Horas antes de que los integrantes del grupo se subieran al escenario, en la plaza ya no cabía un alma, y durante el concierto hubo momentos en los que los gritos de emoción de estas nuevas "grupies" casi superaban al sonido de las canciones. Sin embargo, otra de las señas de identidad del grupo de pop latino es la de tener un público muy educado. Viendo a la gente corear las canciones perfectamente acompasados casi daba la impresión de que habían asistido a alguno de los ensayos. O eso, o que las han cantado muchas, muchísimas veces.

El concierto, que naturalmente comenzó con la locura de uno de sus mayores éxitos, "Mi nuevo vicio", continuó con "En un solo día", una versión del cantante dominicano Wason Brazoban, con un ritmo algo rumbero y una la voz de Juan Pablo Isaza, el cantante, algo más ronca, lo cual pareció ser una despedida a la variedad musical ya que tras ella vino una ráfaga de canciones exactamente iguales, entre las que se encontraban títulos como "Aprender a quererte"o "Ya no estás tú". Vueltas sobre el mismo tema que hacen pensar que como encuentren una novia que les quiera se les acaba el repertorio.

Los ritmos son tan similares que si no fuera por los gestos de agradecimiento del cantante, acompañados de comentarios como "esta canción va dedicada a todas esas chicas complicadas, que son las que más merecen la pena" -un tanto casposos para un chico tan joven- entre canción y canción sería difícil distinguir cuando acaba una y empieza la siguiente.

Sin embargo, con "Dime que no te vas" la propuesta de ritmos folk con toques flamencos en las estrofas resulta curiosa, y una vez más tiene el rollo veraniego de la banda sonora de un anuncio de cerverza. La letra, una vez más romanticismo puro, está claramente escrita para calar y viendo la emoción que se respira ente el público, parece que funciona.

Tras ella, "Mil tormentas" probablemente la canción que más encarna el pop comercial estándar de toda la producción del grupo. Baladísima, voz lenta con piano y batería, la cual, tocada por el recientemente añadido a la banda, Martín Vargas, tiene un sonido bastante bueno a pesar de que el intento del cantante de ponerse aún más profundo hace que la canción sea similar a ahogarse en un barreño de chocolate.

Una parte de rap -parecía que ya no estaba de moda hacer estas cosas- con los coros ascendentes que son sello de la casa (y se les dan muy bien) salva bastante el tema, y la gente se viene muy arriba, aunque parece que este se queda a medias, probablemente por necesitar un cierre de batería al final que no llega nunca.

Los recursos metamusicales como hacer agacharse al público o pedir a este que use la linterna del móvil (lo que antaño eran mecheros) o la pantalla con las letras en las canciones alternadas con imágenes con un rollo muy Tumblr que probablemente acabara en el Instagram de la mayoría de los asistentes, no son en absoluto necesarios pero también parecen gustar bastante y les da la ventaja de tener la canción ganada antes de empezarla. De hecho les honra contar con un grupo de fans tan fieles que la calidad del concierto les iba a parecer algo secundario con tal de tener cerca a sus ídolos y aún así, esforzarse por hacerlo bien.

En resumen, el grupo no hace nada que no se espere, son correctos y no resultan desagradables de escuchar. Tienen un potencial en su lado folk, un estilo muy poco explotado en la música comercial latina que probablemente les acercara e un tipo de público diferente. El toque de banjo y pandereta que usan en canciones como "Una vez más" o "Como te atreves" resulta muy rejuvenecedor en una industria bastante estancada, con ritmos que recuerdan a grupos de indie como "Mumford and sons". "Morat", a pesar de que sus canciones han sonado en todas las radios hasta el agotamiento de sus oyentes, continúa siendo una banda muy joven, con una carrera musical por construir. La cuestión ahora es si se decidirán por continuar su carrera por el camino complicado y construirse un futuro real o seguirán la vía fácil del pop quinceañero, que todo hay que decirlo, también se les da de maravilla, pero es probable que con ella no pasen de ser un grupo del momento.