La Comisión de Asuntos Medioambientales del Principado (CAMA) aprobó en su reunión de ayer la Autorización Ambiental Integrada del proyecto de reconstrucción de las baterías de coque en la factoría de ArcelorMittal en Gijón. De esta forma culmina la tramitación administrativa en el Principado y el inicio de las obras sólo está pendiente ahora de la licencia que conceda el Ayuntamiento de Gijón, quien también tendrá que otorgar la licencia de funcionamiento en 2019, cuando concluyan los trabajos. En esa fecha está previsto también el cierre de las baterías de coque de Avilés.

La autorización ambiental aplica los límites de emisiones contaminantes establecidos para este tipo de instalaciones por las directivas europeas de 2010 y 2015 aplicable a la producción siderúrgica. En ese sentido, se reducen los límites de emisiones establecidos para las viejas baterías, cerradas en 2013, así como también se establecen nuevas mediciones y controles sobre varios de los focos de emisión. Los límites de contaminación de las futuras instalaciones se reducen de manera significativa respecto a las viejas baterías tanto en la contaminación canalizada por chimenea como en la difusas, según explican fuentes conocedoras del proyecto.

Además de acondicionar las instalaciones existentes, las obras incluirán nuevos sistemas de reducción de la contaminación, para la captación y filtrado de polvo en el deshornado, nuevos carros guías con cámaras de aspiración, una nueva rampa de coque por nuevos carros, la reconstrucción de las cámaras de las baterías, la desulfuración con un mejor sistema de lavado (con vapor de agua) del gas de coque (que se utilizará como combustible en las propias baterías y en los talleres de acabados de la factoría de Veriña), una planta de claus de recuperación de azufre y una depuradora biológica para el tratamiento de aguas.

Una de las cuestiones relevantes en la autorización otorgada por el Principado, es que se establecen mediciones en continuo en tres de los focos de emisiones canalizadas (por chimenea); las cámaras de calentamiento de las dos baterías y la captación de humos del deshornado de coque. De esta forma, pasarán a medirse en tiempo real las emisiones de óxidos de azufre, de óxidos de nitrógeno y de partículas en las cámaras de calentamiento, mediciones que en las viejas baterías se hacían cada seis meses. Lo mismo ocurre con las mediciones de ácido sulfhídrico en el gas de coque, que de ser semestral pasa a hacerse en continuo.

En cuanto a la captación de humos de deshornado de coque, también se medirán en tiempo real algunos parámetros sobre la emisión de partículas (otros se medirán trimestralmente). El control de emisiones sobre este foco contaminante es nuevo, ya que en las viejas baterías no se realizaba ninguno. Lo mismo ocurre con la captación de polvo del edificio de cribaderos, la torre de apagados y las calderas de vapor, donde no se hacían controles en las viejas baterías y a los que ahora se imponen máximos de emisión, con controles semestrales para las calderas de vapor (sobre emisiones de óxidos de azufre y de nitrógeno) y trimestrales para los demás (sobre partículas).

Para todos estos focos y esas sustancias contaminantes se establecen límites de emisión. Entre otros, los límites son de 25 gramos de partículas por tonelada de coque producida, en la torre de apagado; de cinco microgramos por metro cúbico de aire en la captación del deshornado; igual medida en los cribaderos y entre 10 y 20 microgramos de partículas por metro cúbico de aire calculado con una concentración del 5% de oxígeno en las cámaras de calentamiento de las baterías.

También se establecen controles de las emisiones difusas de los hornos y mediciones antes de la puesta en funcionamiento de la instalación. La autorización incluye la obligación de verter las aguas tratadas al colector de aguas industriales, fijando al respecto también límites de contaminantes.

Benceno

La autorización establece mediciones de emisión de benceno, trimestrales en las cámaras de calentamiento de las baterías, y semestrales en las calderas de vapor. El Principado también obligará a Arcelor a instalar medidores de benceno (y otros compuestos orgánicos) en las estaciones de medición de contaminación que la empresa tiene en Monteana y en Tremañes, así como en una nueva estación de medición al noroeste de la factoría, donde además de benceno se medirán partículas PM 10 y PM 2,5, ozono, óxidos de azufre y de nitrógeno y ácido sulfhídrico.

La empresa estará obligada a emplazar junto a las nuevas baterías una estación de control que registre la dirección y velocidad del viento, así como otros parámetros meteorológicos relevantes para la dispersión de contaminantes, como el grado de humedad del aire y la presión atmosférica.

Las baterías de coque producirán 1,1 millones de toneladas al año, con un consumo de carbón de 1.385.000 toneladas (harán falta 1,26 toneladas de carbón para producir una de coque) en un proceso que generará 497,66 millones de metros cúbicos de gas pobre al año que se usará como combustible en instalaciones de la factoría; 42.048 toneladas al año de alquitrán; 3.416 toneladas al año de azufre y 876 toneladas al año de naftalina. Para dar la producción anual prevista, las baterías de coque consumirán al año 613,2 millones de metros cúbicos de gas de los hornos altos y 109,5 millones de metros cúbicos del propio gas generado en las baterías.