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Teatro lleno para celebrar con Strauss

La fiesta musical del inicio del año, retrasada por el mal tiempo, discurrió por una alegre senda, pero sin mayores muestras de calidad

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Concierto de Año Nuevo en el Teatro Jovellanos

El teatro Jovellanos celebró el Concierto de Año Nuevo con la Strauss Festival Ballet Ensemble, ante un público que llenó por completo el aforo. Pero lo que no empieza bien suele acabar de la misma manera. Cundió la consternación en el equipo dirigente del teatro por el retraso de la llegada del trasporte que traía los instrumentos de los intérpretes. Procedentes de Galicia, el mal tiempo propició atascos en la carretera por lo que una voz comunicó a la asistencia que el concierto se retrasaría veinte minutos. Que en realidad fue media hora. Tampoco llegaban los programas de mano, y al fin aparecieron. Si nos atenemos él, al programa, íbamos a asistir a una espectacular velada, pero una cosa es la letra y otra la realidad.

Dirigida por Nykola Sukach, la orquesta era un grupo a aluvión, es decir, formada por músicos contratados de aquí y de allá, pero que no mantienen la disciplina de un conjunto homogéneo. El resultado era vistoso y alegre, pero nada más. Comenzó la audición con la Obertura de "La gazza ladra", de Gioachino Rossini, para seguir con un vals de J. Strauss II, en donde intervino la soprano Halina Dubitskaya, una chica menuda con una voz potente para gritar; el canto es otra cosa. Siguieron las polkas, los valses, unaTarantela de Rossini, más valses y más polkas, como la "Cuadrilla del baile de Máscaras", en la que todos lo músicos, incluido el director se pusieron una careta.

Acabó la primera parte con "La huelga de los músicos", de Josepph Haydn. Se exhibió un cartel que decía "Si no pagas no tocamos más", a lo que el director respondió esgrimiendo una pistola. Tocaron, pero poco a poco fueron abandonando la escena.

Lo mejor fueron las parejas de baile que acompañaron algunas partituras. Eran esbeltas, estaban bien vestidas y su coordinación era buena.

La segunda parte más de lo mismo. La soprano intervino en "El murciélago" y en el vals "Una noche en Venecia" y las parejas de baile en un vals y dos polkas. Al final, lo previsto; ante los primeros aplausos, surgió la propina del "Danubio azul", para finalizar con la Marcha Radetzky. Pese a la flojedad del espectáculo el público salió satisfecho, era Año Nuevo.

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