Caracolas, semillas de calabaza, caparazones de tortugas o cráneos de animales. Esos son los instrumentos que utilizaban nuestros antecesores, hace miles de años, para hacer música. Los mismos que desde ayer, y hasta el próximo 14 de febrero, se podrán visitar en el Parque Arqueológico-Natural de la Campa Torres, en la exposición "La Prehistoria de la música".

"La música tuvo un papel prominente desde los inicios del homo sapiens", relató ayer Pablo Canalís, músico, investigador y comisario de la exposición, "el desarrollo de la música y el lenguaje siempre fue de la mano en nuestros antecesores". Canalís reúne en la exposición más de ochenta instrumentos similares a los que se usaban en aquella época y que "a día de hoy siguen siendo utilizados por grupos de cazadores recolectores y culturas indígenas contemporáneas en África y América", enfatizó.

Canalís explicó cómo los moradores de la Prehistoria "dependiendo del entorno en el que vivían usaban un material u otro: semillas en la selva, caparazones de tortugas junto a un río o caracolas en el litoral". Del mismo modo, argumentó Canalís, los instrumentos se usaban en la caza "como el arco musical, que se pudo utilizar simultáneamente como arma e instrumento", mientras que "otros se inventaron para producir ruido, como amuletos protectores contra espíritus o frente a animales depredadores".

Por ello, "la música es una forma estupenda de aprender sobre la vida de la Prehistoria, nos permite imaginar mejor cómo vivían, cómo eran conocedores del medio natural y cómo la usaban para expresarse, relacionarse o formar grupos", aventuró.